libros
Stefan Zweig, maestro de las turbulencias de las pasiones
ensayo / Narrativa
Su interés nunca se ha desvanecido en el tiempo. Prueba de ello son las nuevas ediciones aparecidas con versiones espléndidas
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Iniciar sesión«Austriaco, judío, escritor, humanista y pacifista». Así se presentaba Stefan Zweig, nacido en Viena en 1881, al comienzo de sus magníficas memorias ‘El mundo de ayer’. Unas memorias casi se diría de lectura obligada para cualquier europeo de nuestros días, ahora ... reeditadas, con una nueva y estupenda traducción de Gil Bera. Zweig las empezó a escribir en 1941, en las peores condiciones anímicas, un año antes de su suicidio («intento dar forma a mis recuerdos, los escribo en plena guerra, en el extranjero, y sin la menor ayuda a la memoria...») acaecido el 22 de febrero de 1942 en la ciudad brasileña de Petrópolis.
Sería el autor de aquella generación mágica, tocada por los dioses, de genios austrohúngaros irrepetibles, ya fueran vieneses o bien llegados de las distintas fronteras del inmenso Imperio de los Habsburgo, desde Joseph Roth,Robert Musil, Hermann Broch, Franz Werfel, Sándor Márai, Elias Canetti, Arthur Schnitzler, Franz Kafka, Rilke, Karl Kraus, o Hofmannsthal, que más conectaría, de forma continuada, y a lo largo de cada época, sin prácticamente interrupción, desde los días de su fama internacional, que no sería poca, en su propio tiempo: «Escribía, publicaba, mi nombre era conocido en Alemania y fuera de ella, tenía partidarios y adversarios, todos los grandes periódicos del Imperio estaban a mi disposición, yo no tenía que proponer, sino que era requerido», dirá en ‘El mundo de ayer’.
ENSAYO
'El mundo de ayer'
- Autor Stefan Zweig
- Editorial Alianza
- Año 2023
- Páginas 376
- Precio 28,50 euros
Pero mucho más tarde seguiría triunfando. Nada sería más indiferente al paso del tiempo que las magníficas novelas y cuentos, que las biografías y estudios de escritores y genios admirados, del austriaco Stefan Zweig. Apasionado por la psicología, como Balzac, al que admiraba enormemente y al que consagraría varios estudios (entre ellos, una biografía que sería publicada póstumamente) el deseo de Zweig era escribir la ‘comédie humaine’ de su tiempo. Es decir, convertirse en una especie de «historiador» de caracteres e individualidades humanas, a la manera de un Balzac de la célebre Kakania musiliana.
RELATOS
'Cuentos completos'
- Autor Stefan Zweig
- Editorial Páginas de Espuma
- Año 2023
- Páginas 1.348
- Precio 44 euros
Fascinado por el juego peligroso y turbulento de las pasiones humanas, centro absoluto de su literatura, utilizaría no pocas veces, a la manera del psicoanálisis entonces en boga, que él tanto admiraba, el método de la «confesión» (en obras tan conocidas como ‘Confusión de sentimientos’, ‘Veinticuatro horas de la vida de una mujer’ o ‘Carta de una desconocida’) para exponer las consecuencias devastadoras de los impulsos pasionales. Impulsos no racionales, enfebrecidos, de ciegas y obsesivas inmolaciones, más allá de toda esperanza y con una incesante atracción por los abismos de la autodestrucción.
Sus memorias las empezó a escribir en 1941, en las peores condiciones, un año antes de su suicidio
Leídas por generaciones enteras de europeos, generaciones que sin cesar se daban la mano, heredando bibliotecas y adquiriendo nuevas traducciones conforme iban apareciendo, Zweig, espeleólogo de lo más recóndito del alma humana, ensayista y memorialista espléndido, biógrafo y retratista minucioso de grandes personajes de la Historia (en 2021 se publicaron sus ‘Biografías’, en un estuche con dos volúmenes, en Acantilado), poeta muy apreciable en sus inicios (su obra ‘Cuerdas de plata’ apareció recientemente en la editorial Fórcola), se ha conservado como maestro insustituible de los vaivenes y estragos de la pasión, entre las preferencias de lectores sin fecha concreta, de cualquier parte del mundo.
Buena prueba de esa lectura e interés jamás interrumpido en el tiempo, no solo por parte de los especialistas, sino entre públicos cada vez más numerosos, son las nuevas ediciones aparecidas ahora, con versiones espléndidas cada una de ellas por separado, por parte de notables traductores como Adan Kovacsics (’Novela de ajedrez’, ‘Mendel el de los libros’, Alianza), como Carmen Gauger (‘Momentos estelares de la humanidad. Catorce miniaturas históricas’, Alianza), como Isabel García Adánez (’Carta de una desconocida’, ‘Veinticuatro horas en la vida de una mujer’, Alianza) o bien esa nueva y excelente traducción de Eduardo Gil Bera de ‘El mundo de ayer (Recuerdos de un europeo)’, igualmente en Alianza Editorial.
Relato espeluznante
Mención aparte merece la estupenda edición de sus ‘Cuentos completos’, con una traducción espléndida, a menudo deslumbrante, de Alberto Gordo, en un volumen de lujo de Páginas de Espuma, con algunos de sus relatos y novelas breves más célebres, desde ‘Ardiente secreto’, ‘Carta de una desconocida’, ‘Confusión de sentimientos’, ‘El candelabro enterrado’, ‘La institutriz’, ‘Los ojos del hermano eterno’, ‘Leporella’, o ese relato espeluznante y premonitorio de la Shoah de muchos siglos después, ‘En la nieve’, que fue, muy significativamente, uno de los primeros relatos publicados por Zweig, en 1901. En él se describe, de forma terrible y escalofriante, la ferocidad de «hordas ebrias, locas de furia» durante un pogromo en una pequeña ciudad alemana durante la Edad Media. De él escapa en medio de la nieve un desvalido grupo de judíos «que no esperan ya ninguna ayuda y el miedo a morir se convierte para ellos en un abandono resignado, sin esperanzas». Aunque otra mención especial merece igualmente la lectura, hoy día, del espléndido relato o testamento literario y espiritual, de 100 páginas, que fue su impresionante ‘Novela de ajedrez’, escrita en los últimos cuatro meses de vida, de noviembre de 1941 a febrero de 1942 (y aparecida póstumamente en 1943).
Emociona leerlo por su enorme agudeza, lucidez y espíritu de trascendencia de la época
Una pequeña y desesperada obra en la que muchos verían una alegoría del nazismo. En ella la fuerza bruta, pero obediente y tenaz, de un embrutecido y casi «inhumano» e inexpresivo individuo, Czentovic, alguien incapaz de mostrar ningún tipo de empatía, campeón de ajedrez «de incultura universal en todos los campos», mantiene una partida funesta, casi enfrentándose en un fin del mundo civilizado, con un doctor, un representante del humanismo de otros tiempos, antiguo preso, torturado vilmente por los nacionalsocialistas.
Notable crítico y lector, siempre atento a lo más notable de su tiempo, no hace tanto el espléndido volumen ‘Encuentros con libros’ (Acantilado) daría igualmente cuenta de numerosas piezas críticas, casi visionarias, con las que Zweig juzgaría a muchos de sus contemporáneos. Piezas de excepcional significado, que emociona leerlas ahora, por su enorme agudeza, lucidez y espíritu de trascendencia de la época precisa en la que fueron escritas: ahí se podía encontrar su reflexión acerca de ‘Job’, la novela más judía, y una de las suyas mejores, de Joseph Roth, su grandísimo amigo, reseñada de forma espléndida en el momento de su aparición, en 1930; otra acerca de ‘El malestar de la cultura’ de Freud, del mismo año; una más acerca de la majestuosa irrupción en Alemania, en 1928, de Joyce «genial acróbata que cruza de un lado a otro de la cuerda floja a la velocidad del rayo, saltando por encima de abismos inimaginables» y su ‘Ulises’ recién traducido («pido desde hoy respeto para esta novela apasionada, provocadora e inigualable, ¡respeto, respeto para James Joyce!»); y también un sobrecogedor comentario acerca de la gran obra de Thomas Mann, ‘Carlota en Weimar’, aparecida en 1940, el año en que su autor, ya en el exilio desde hacía años -como los más grandes nombres de la literatura alemana de su tiempo- incluido Zweig, llegaría a Nueva York: «En el futuro se recordará como algo absurdo que este libro, ‘Carlota en Weimar’, tan alemán, el mejor y el más perfecto que se ha escrito desde hace años en nuestro idioma, se prohibiera nada más publicarse y quedara vetado para ochenta millones de alemanes».
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