Libros
Martínez de Pisón, la contienda prosigue
narrativa
Es uno de los escritores que más acertadamente ha novelado, desde microcosmos familiares, el paso de la guerra a la Transición
Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960)
Almudena Grandes acertó titulando su serie de novelas 'Episodios de una guerra interminable', puesto que la posguerra fue muy larga. Ignacio Martínez de Pisón había entregado en su formidable 'Enterrar a los muertos' (2005) una narración de la Guerra Civil, persiguiendo la pista del ... asesinato de José Robles, el traductor de John Dos Passos. Ha sido luego quizá el escritor que más acertadamente ha novelado, desde microcosmos familiares, el paso desde la Guerra a la Transición en 'Dientes de leche', 'El día de mañana' y 'La buena reputación'. En 'Castillos de fuego' afronta los años más duros de la posguerra, puesto que los capítulos en que divide este magno friso van desde noviembre de 1939 hasta septiembre de 1945.
Aunque se ha documentado y en el 'Epílogo' cita algunos libros de Historia consultados, Martínez de Pisón es sobre todo novelista, comparte con Almudena Grandes su instinto de tal, y lo hace encarnando en criaturas concretas los años de dolor en la que J. E. Zúñiga (quien mejor ha representado literariamente lo que aquí se cuenta) llamó capital de Gloria. Madrid está recorrido en calles y barriadas concretas; un Madrid destruido aún, con líneas del Metro por hacerse, con derrumbes y arrabales. Cuando los presos de la dictadura fueron pasados desde la cárcel de Porlier hasta la flamante prisión de Carabanchel.
NOVELA
'Castillos de fuego'
- Autor Ignacio Martínez de Pisón
- Editorial Seix Barral
- Año 2023
- Páginas 698
- Precio 22,90 euros
De entre el casi centenar de figuras que contiene este friso de los años del hambre y sobre todo de la dura represión, con fusilamientos todavía en tapias del cementerio, sobresale una docena relacionada entre sí y cuya suerte e infortunio recorren la trama en esos seis años primeros de la posguerra. El protagonismo está repartido entre los vencidos que quieren organizarse en células comunistas, como Eloy, el amado de Gloria y hermano de Cristina, dos buenos personajes femeninos protagonistas. Eloy logra escapar de milagro para pasar tres años en el maquis de la serranía de Córdoba.
Dionisio Ridruejo protagoniza algunas de las mejores páginas de la novela
Sus oponentes son los dos falangistas Matías y Valentín, muy bien dibujados ambos. Su excelente trazado me servirá para resaltar uno de los aciertos estilísticos y no solo temáticos de la novela: la vida de intrigas internas de los vencedores, y en especial las fisuras que se dieron en la Falange con la subida de José Luis Arrese y la simultánea caída en desgracia de Dionisio Ridruejo quien protagoniza algunas de las mejores páginas de la novela.
Que la Falange no era un bloque compacto se sabía, no en vano albergaba en su seno lo mejor de la intelectualidad filofascista de entonces (agrupada en la revista 'Escorial') con figuras como José A. Maravall, Torrente Ballester, Antonio Tovar, Laín Entralgo), de esa crisis en la novela únicamente aparece la caída de Ridruejo que fue la primera desafección y la más notoria al Régimen de Franco por parte de los herederos de José Antonio.
Un mundo de sospechas, delaciones, gentes que se pasan de bando
Es magistral el modo como tal crisis es narrada: por vía de la angustia que sufre Matías al interpretar las señales que viene percibiendo de estar siendo desplazado a un lugar secundario. La crisis de Matías que alcanza su momento álgido en el burdel de Madame Henriette (soberbias las páginas dedicadas al lugar) coincide con el progresivo ascenso del brigada de la Polícia Social, Valentín, tan lúcido como cínico. La persecución de Eloy por parte de Valentín al final de la novela está soberbiamente narrada y hace crecer un ritmo que en la primera mitad había sido excesivamente moroso por detallista.
Depurado sin saber la causa
Otro buen personaje, que no evoluciona sin embargo tan bien, es Basilio, el profesor de Derecho depurado sin saber la causa, finalmente por masón. Un mundo de sospechas, delaciones, gentes que se pasan de bando, un sin vivir de no poder fiarte de amigo alguno, y una ciega obediencia al Partido (el comunista se dominaba así por antonomasia) del que no ofrece la novela una imagen tan heroica como comúnmente se ha trasladado. Una novela magnífica, morosa, sí, pero merece la pena seguir en ella.