Navidad con Bach

Visita María a su prima Isabel, estando las dos embarazadas, y estalla la alegría triunfal del 'Magnificat': «Mi alma glorifica al Señor, mi corazón se regocija en Dios mi salvador». Cuenta San Lucas: «Mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre». Comienza el 'Oratorio de Navidad' de Bach con el solemne coro, subrayado por trompetas y timbales: «¡Cantad con alegría, alabad estos días maravillosos!». En el nº 19, la contralto canta una bellísima nana al recién nacido: «Duerme, mi Niño amado, goza con tus sueños. Después, ya velarás por la salvación de todos». Es una melodía con repeticiones, como una serie de oleadas de ternura.

Al final del 'Oratorio de Navidad', suplica el coro: «Oh, rey de los cielos, escucha nuestras indignas súplicas porque vemos, contigo, asegurada nuestra salvación». Sólo podemos añadir: «Así sea». Además del 'Oratorio...', tambien debemos escuchar 'Jesus Bleibet meine Freude', de la 'Cantata 147': «Jesús sigue siendo mi alegría, el consuelo de mi corazón. Jesús me defiende de toda pena».

Un tema sencillísimo nos conduce por el camino de la esperanza. (En la versión para piano, recomiendo la de Dinu Lipatti). Como decía Federico Sopeña, Bach es la cumbre de la música religiosa y de la espiritual: la que apunta al diálogo con Dios. No hay mejor compañero, en Navidad y siempre.