El mentiroso compulsivo

Cuenta la historia de un galán, don García, mentiroso compulsivo. De nada valen las reflexiones que le hacen: «Todos los gustos, al fin, / o dan gusto o dan provecho / mas de mentir, ¿qué se saca / sino infamia y menosprecio?». Al final, recibe su castigo inmanente: «Que, en la boca/del que mentir acostumbra/ es la verdad sospechosa».

Tuvo la obra amplia resonancia fuera de España. En 1644, inspiró a Corneille ('Le Menteur'), que lo retrata: «El mentiroso siempre es pródigo en juramentos y promesas». Un siglo después, a Goldoni ('Il bugiardo', 1750). Quizá influye en Henry James ('El mentiroso', 1888). Distingue San Agustín dos tipos humanos: los embusteros, que mienten ocasionalmente, sin querer o para agradar, y los de verdad mentirosos, que disfrutan mintiendo, con independencia del provecho que saquen de ello.

El protagonista de Ruiz de Alarcón simboliza las mentiras de la corte madrileña. Y apunta a lo alto: «Y si aquí miente el que está/en un puesto levantado,/¿no es mayor inconveniente/ quien por espejo está puesto/ al reino?».

Los clásicos no pasan de moda porque su mensaje continúa siendo válido para nosotros. Quizá estas lecturas nos pueden ayudar a decidir a quién vamos a votar el domingo veintitrés de julio.