UNA MIRADA ACADÉMICA
El diccionario de los hermanos Grimm
Célebres por su recopilación de cuentos populares, no es tan conocida otra enorme empresa que sostuvieron juntos: un diccionario de la lengua alemana
Wilhelm y Jacob Grimm en 1847
Jacob y Wilhelm Grimm son célebres en todo el mundo por su recopilación de cuentos populares . No es tan conocida otra enorme empresa que sostuvieron juntos: un diccionario de la lengua alemana.
Me gusta imaginarlos en habitaciones atiborradas de libros y ... papeles, separados por un pasillo y dos puertas que abren para discutir sobre la definición de una palabra. La fuente principal de mi fantasía es la misiva enviada por Jacob Grimm al historiador Friedrich Dahlmann que Walter Benjamin recoge en otra compilación maravillosa: ‘Alemanes. Una colección de cartas’ . En la fechada en Berlín el 14 de abril de 1858, Jacob expone algunas quejas sobre su hermano Wilhelm, con el que siempre ha vivido y del que se reconoce inseparable.
Jacob dice haber preparado, a lo largo de tres años, dos mil cuatrocientas sesenta y cuatro columnas correspondientes a las letras A, B y C. Tocaba a Wilhelm proseguir el trabajo durante los tres siguientes, tiempo que Jacob había previsto dedicar a asuntos que le eran más gratos. Sin embargo, Wilhelm avanzaba tan lentamente que el editor había sugerido a Jacob arrancar con la E sin esperar a que su hermano acabase con la D. Pero no era sencillo para los ya ancianos Grimm trabajar simultáneamente al no tener duplicados los materiales que manejaban. A Jacob le irritan el trasiego de Wilhelm de una habitación a otra y el consiguiente abrir y cerrar de puertas, así como que su hermano coja libros de los estantes de su cuarto y se los lleve a las mesas del suyo, en las que luego a él le resulta dificilísimo encontrarlos.
No solo a causa de esas molestias, y a pesar de que calcula, con horror, que tienen unas trece mil columnas por delante -nunca pasarían de la letra F y la tarea no sería acabada por otros hasta un siglo después-, y de que el proyecto le quita el sueño y perjudica su salud, y de que se siente -formidable imagen- sepultado por la nieve de las palabras que caen desde todas partes, Jacob parece pensar que más le hubiera valido emprender él solo la aventura . Le cuesta llegar a acuerdos con su hermano menor -quien, según él, tiende a no respetarlos-, y a menudo las decisiones que uno toma disgustan al otro.
Jacob concluye preferible que un diccionario tenga una sola mano directora. Sin embargo, cuesta creer que en el fondo de su corazón no supiese que hay al menos un buen motivo para compartir la responsabilidad de un trabajo así: compartir también las críticas que recibirá. Y es que ninguna obra está tan expuesta como un diccionario al escrutinio general , lo que Jacob reconoce en el prólogo del suyo al compararlo con un edificio que se halla en la calle más concurrida, a la vista de todos y sobre el que todos se sienten con derecho a opinar.