Jean-Marc Bustamante: «Un artista es un guerrero»

Una bella sinestesia para el título:«Calma blanca». ¿A qué se refiere?

Con frecuencia utilizo términos meteorológicos en mis exposiciones, títulos como Beau fixe , Stationnaire o Dead Calm . Me parecen muy adecuados para infundir al público cierto estado de ánimo, como un estado mental con el que abordar las obras. Calma blanca significa que todo está quieto, inmóvil. No hay turbulencias exteriores. No ocurre nada, solo una presión atmosférica alta. Se parece a Dead Calm y contiene también una impresión de miedo.

Defiende el necesario cuestionamiento de los soportes artísticos, de no reducir sus posibilidades. ¿Cuál es el resultado de esta apertura?

Nunca me han interesado los medios; lo único esencial es el arte. Un medio es una herramienta, así que se utiliza con instrucciones. Estos últimos años he impartido pintura en la Kunstakademie de Múnich , pero en realidad no soy pintor... Ni fotógrafo, ni escultor. Me gusta aprender un medio a través de la enseñanza. Fui profesor de escultura en la Rijksakademie de Ámsterdam durante varios años. Ahora intento explorar la pintura, por eso imparto la materia. Como artista, sigues una línea, intentando proponer algo nuevo al público. Ya no existe la vanguardia, solo artistas sobre la faz de la Tierra que se esfuerzan por encontrar otras perspectivas. El arte es, por encima de todo, una experiencia de la mirada. Un artista siempre tiene las mismas obsesiones y juega las mismas cartas. Mi trabajo consiste en hablar de usted a través de mí.

Las nuevas tecnologías han modificado nuestra manera de ver y de mirar. ¿Qué hemos ganado y qué hemos perdido con los cambios?

No me interesan las nuevas tecnologías. Por suerte, cuento con unos ayudantes con gran talento que me ayudan a hacer lo que quiero. Yo utilizo técnicas muy simples. No creo en absoluto en los progresos artísticos a través de la tecnología, y animo a mis alumnos a aprender a leer los mosaicos antiguos. Los píxeles son mosaicos. Hoy, puede crearse arte de calidad con herramientas muy primitivas, sin reglas. Lo más importante es descubrir cómo conmover al espectador de manera profunda… A veces con un poco de tecnología.

¿Es la obra de arte algo estático?

Una obra de arte ayuda a vivir. Un artista necesita un proyecto. Es el responsable de lo que ha decidido exponer. Un buen artista sabe exactamente qué está haciendo. En todo momento está desafiando, corriendo riesgos y ampliando los límites del campo en el que trabaja. Es un guerrero. Lucha contra sí mismo. Todo es útil: formas, belleza, fealdad, humor, novedad, ornamento, colores o intensidad. El espectador ha de ponerse nervioso delante de una obra de arte. El artista debe ser fuerte y conmovedor.

Pero usted considera que las obras de arte articulan el espacio, es decir, ayudan a entender el ámbito en el que se despliegan. ¿Significa eso que solo tienen sentido en el lugar de su concepción? ¿Su «vida» es así de limitada?

Me gusta que una obra de arte me deslumbre. Una obra tiene que llenar un espacio, comérselo. Una obra de arte es el espacio. Un buen artista debe revelar un espacio con un gesto correcto, tomar la decisión adecuada.

No le interesa contar historias, solo invadir el espacio. El comisario señala la capacidad de sus obras para generar un retraso entre la mirada y lo representado. ¿Cómo se consigue eso sin narratividad?

Mi trabajo es su peor enemigo: está cerca de usted, se resiste a usted. Intenta seducirlo pero lo rechaza. Es una cuestión de equilibrio y distancia. Un artista tiene que hallar la distancia correcta entre él mismo, la obra y el recpetor. En una buena obra de arte siempre falta algo. Hay que burlarse del espectador para probar con él una nueva experiencia de visión. Me gusta la obra que no comprendo. Un artista debe transportarnos, abrir una nueva perspectiva. Un buen espectador ha de seguirle el juego, lo que requiere ciertas cualidades. Gran parte del tiempo, el arte es un lugar que ignoramos.

Me llama la atención su idea acerca de la obra de arte abierta: dado que el mundo es inestable, la obra no puede ser entendida como su copia cerrada. ¿Qué relación existe pues entre el arte y el mundo?

Mi obra carece de cualidades en un sentido «musiliano». Tiene que resistirse al análisis. El artista está fuera de la realidad, cayó de la Luna. Una buena obra siempre es simple. Mi lema es «sé muy simple». El resto es vanidad o destreza, con excepciones, Picasso o Beuys, pero se les puede excusar.

Entonces, ¿la autonomía de la obra de arte nace de su artificio, de no ser parte del mundo real?

Sí, una obra de arte debe estar desinhibida del mundo. Creo en un desplazamiento constante de las cosas, pero no me gustan ni el surrealismo ni la fantasía. Nosotros estamos aquí; las obras también.

«La obra no ordena, sino que participa de la duda», ha declarado. ¿Por qué seguir entonces haciendo arte?

El mero hecho de jugar es peligroso. Los buenos artistas hoy son considerados reyes. Son una especie de nueva aristocracia. Los incomprendidos simplemente son rechazados. Es una lástima. Tal vez sea el precio a pagar, pero es muy alto. Pueden brindar un placer inconmensurable. Es triste que sean menos populares que un futbolista o un rockero. Pero pueden intentar comprar un billete para la eternidad.