Jaime Bayly

Relato de Jaime Bayly: Un soplo en el corazón

A veces un camarero, o un comensal, o una señora coqueta, me preguntaba qué hacía allí, con uniforme escolar, comiendo en un café de Miraflores, en horario de clases, y entonces yo mentía con aplomo

Jaime Bayly

Esta isla bendita

Ha sido un alivio volver a mi casa en la isla, sin que los agentes de migraciones me sometieran a interrogatorios hostiles ni impidiesen mi retorno a este país en el que vivo hace más de treinta años

Jaime Bayly

Volver a los brazos de mi madre

Aunque teme al ruido, a la enfermedad y al fracaso, el escritor confía en que los momentos más felices de su viaje a Lima serán los que comparta con su madre, después de dos años sin verla

Jaime Bayly

Relato de Jaime Bayly: Nadie oye mis plegarias

Mis hijas y mis libros me han señalado casi siempre, de un modo inequívoco, mi lugar correcto en el mundo. La paternidad es un ancla que me previene de estar a la deriva, extraviado, dando tumbos por mares procelosos

Jaime Bayly

Relato de Jaime Bayly: El gordo del avión

Un sol tibio hacía justicia, despejando el aire viciado de las revueltas callejeras. Mi esposa estaba triste porque nos marchábamos de esa ciudad que tanto amaba

Jaime Bayly

Relato de Jaime Bayly: Los vientos y los fuegos

Llevaba un año y medio sin ver a mi hija mayor. No había rencillas ni rencores entre ambos. Habían pasado dieciocho meses sin vernos porque su agenda no coincidía con la mía

Jaime Bayly

Will Ferrell se declara mi enemigo

Como todos los sábados, mi esposa y yo llegamos a un restaurante en la isla, saludamos a los camareros y nos sentamos a una mesa discreta, al fondo, porque la terraza se encontraba desbordada de gente

Jaime Bayly

Will Ferrell se declara mi enemigo

Como todos los sábados, mi esposa y yo llegamos a un restaurante en la isla, saludamos a los camareros y nos sentamos a una mesa discreta, al fondo, porque la terraza se encontraba desbordada de gente

Jaime Bayly

Relato de Jaime Bayly: Mal de la cabeza

Tenía el pelo tan largo que, haciendo el amor con mi esposa, no la veía. Una suerte de sombrilla hecha no de paja, sino de cabello castaño liso, caía sobre mi rostro, cubría mis ojos y se agitaba conmigo como un parasol que fuese a salir volando

Jaime Bayly

Escritores que no me quieren

Dicen que soy una escritora frívola, esnob, narcisista, siempre mirándose el ombligo. Dicen que estoy obsesionada con vender libros y no con escribir buenos libros

Jaime Bayly

El gato gordo

Una agencia internacional de oradores me ofreció bastante dinero para dar una conferencia en un hotel de Punta del Este. Quedé preocupado. Me pareció una señal de alarma. Algo estoy haciendo mal, pensé