«Los glaciares en los Pirineos son ahora cubitos de hielo abandonados»

Por su definición, un glaciar es un río de hielo que fluye durante todo el año montaña abajo. Ahora de aquel medio centenar, apenas llegan a una veintena. «No es un problema único de los Pirineos, podemos decir que están retrocediendo en todo el planeta», advierte López Moreno al otro lado del teléfono. El ejemplo más drástico de esto son los Alpes, donde los glaciares han perdido alrededor del 10% del volumen restante entre 2022 y 2023.

Los cambios de los glaciares se miden en años hidrológicos, teniendo en cuenta las estaciones de acumulación y derretimiento. Durante el año hidrológico 2022-23, los glaciares de todas las regiones europeas experimentaron una pérdida de hielo. «Puede haber zonas concretas dónde sí han crecido, pero los modelos internacionales apuntan todos a una pérdida de estos fenómenos», replica. ¿La causa? Las temperaturas.

En 2023, la temperatura media del aire en superficie alcanzó los 14,98 ºC, superando en 0,17 ºC la de 2016, que ostentaba hasta ahora el récord de año más cálido. «Hemos alcanzado temperaturas anómalas sin precedentes», señaló a mediados del año pasado el Servicio de Cambio Climático de Copernicus. «Estamos marcando valores en retroceso de la masa de los glaciares que hace 40 años era extrema y ahora son regulares. La pérdida de hielo es importantísima», alerta el investigador del CSIC.

Una fusión gota a gota que revela que algo está pasando en el planeta. «A veces decimos que los glaciares de los Pirineos son como el canario en la mina», revela. «Son los primeros en sentir que está pasando algo», advierte. Y algo está pasando, porque el 20% de la masa helada de los glaciares pirenaicos ha desaparecido en los últimos diez años. «Una parte importante o al menos un sector del glaciar tiene que tener una temperatura media anual de cero grados», explica López Moreno. Y cada vez ocurre menos y las aportaciones llegan en forma de agua que ayuda a la desaparición.

«Cada año nos vemos obligados a retirar glaciares de la lista del Pirineo. Casi todos están entrando en fase de helero», explica López, que señala los del Aneto y Maladeta, el de Osúe (en el pico Viñamala en el lado francés). «Ya no están en la UCI, están en cuidados paliativos. Están tan lejos de una posibilidad de que vuelvan a generar hielo que en el tiempo que les queda no van a ser capaces de recuperarse…», responde resignado.

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La pregunta que se hacen los expertos no es si desaparecerá, sino cuándo. Desde principios de los 2000, López Moreno junto con otros investigadores registran año a año el hielo en las cumbres de la cordillera pirenaica.

A principios de siglo, las pérdidas eran en torno a un metro o metro y medio, pero «en los últimos años estamos viendo medias de 4 metros», avisa el investigador. «Hay algunas zonas puntuales con 30 o 40 metros, pero los más importantes como Monte Perdido o Aneto están por debajo de unos diez metros y si perdemos cuatro en un verano malo echa las cuentas».