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Percibir lo invisible observando lo visible

El arzobispo de Santiago de Compostela inaugura las conferencias del ciclo «Mensajeros del Bicentenario», en el marco del Año Jubilar rociero

Percibir lo invisible observando lo visible j. j. jiménez

JAVIER AZCÁRATE

«Cuando teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas». Para entender las claves del mundo en el que vivimos no podemos ser «ni agoreros pesimistas ni ingenuos entusiastas» . Así lo entiende el arzobispo de Santiago de Compostela, Monseñor Julián Barrio , que visitó Almonte para participar en el ciclo de conferencias «Mensajeros del Bicentenario. Encuentros de Fe y Cultura», en el marco del Año Jubilar rociero.

El prelado, que fue presentado por el obispo de Huelva, J osé Vilaplana , disertó acerca de la importancia de las raíces cristianas de Europa a través de un recorrido histórico por el Camino de Santiago, un fenómeno que por su significación «condicionó el modo de ser de gran parte de Europa». En este sentido, aseguró que la peregrinación jacobea «descubre que el Cristianismo, al suponer una apertura a lo universal, ha configurado una Europa abierta en la que respetar la identidad cultural ha de pasar por lograr que la solidaridad moral sea la verdadera médula del continente».

Entiende Julián Barrio que «la fuerza dominante en la creación de una cultura común entre distintos pueblos es la religión, universal y trascendente , frente al plano particular y temporal en el que se desarrollan las manifestaciones culturales».

La unidad de Europa

Las claves de la vocación europea en el mundo pasan por «mostrar su alma e identidad enraizadas en el Cristianismo». Asegura el prelado que «la unidad de Europa sólo será verdadera y provechosa si está asentada sobre los valores humanos ; la dignidad; el profundo sentimiento de justicia y libertad; la laboriosidad; el espíritu de iniciativa; el amor a la familia; el respeto a la vida; la tolerancia y el deseo de cooperación y paz».

En una brillante disertación a la que acudieron cientos de personas que abarrotaron el salón de actos de la sede social de la Hermandad Matriz de Almonte , el arzobispo de Santiago reflexionó también acerca de la vida como peregrinación, algo que adquiere especial sentido en estas tierras que cada año son testigos del paso de miles de peregrinos en la Romería más multitudinarias de cuantas se celebran en el mundo, la que tiene lugar cada Pentecostés en torno a la Virgen del Rocío.

Ante la imagen de la Patrona de Almonte , vestida aún con sus galas de Pastora, Julián Barrio, cantó la Salve diaria que como cada noche tuvo lugar puntualmente a las 21 horas en la Parroquia de la Asunción. Excepcional mensajero de la memoria apostólica de España y fiel testigo de la devoción universal de la cuna del sepulcro del Apóstol, el arzobispo de Santiago de Compostela, con su visita a Almonte, aunó la vocación europeísta de la peregrinación con la universal devoción mariana del Rocío . Aportó, asimismo, la visión cristiana del hombre. Un ser que nace, camina, se hace en la historia, descubre y experimenta lo que Dios va haciendo de él, porque la vida es, sin duda, un camino en el que lo único que crece al ser repartido es el amor .

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