Ocho kilos de coca en ropa infantil
El detenido en Barajas camufló la droga en 28 fieltros ocultos en el interior de las prendas
M. J. ÁLVAREZ
Su actitud sospechosa y su nerviosismo le delataron . Procedía de uno de los llamados «vuelos calientes» por las autoridades, que son utilizados para introducir droga en nuestro país. En este caso concreto, el pasajero, un hombre de 43 años , había cogido ... un avión en Brasil y después había realizado una escala en Portugal.
Ya había superado varias barreras, pero le faltaba la última que no franqueó . Fue al llegar al aeropuerto de Madrid-Barajas cuando, en el control fronterizo rutinario que se suele realizar a la llegada de los pasajeros, los agentes de la Guardia Civil detectaron en este sujeto, identificado como Antonio N. M., de 43 años , una actitud demasiado evasiva y huidiza.
Ante ello, mostraron una gran desconfianza. Y su intuición no falló. De ahí que decidieran realizarle un primer cacheo personal que resultó infructuoso . El segundo paso fue registar de forma minuciosa su equipaje de mano: una mochila. Tampoco dio resultado. No había nada anormal.
En su maleta
Seguidamente, inspeccionaron su maleta en la que, lo que más llamó la atención de los funcionarios fue su contenido : no había ropa de adulto. Iba repleta de ropa infantil, a pesar de que no llevaba ningún niño consigo, como es obvio en estos casos.
Las prendas que portaba eran chalecos, cazadoras, mantas infantiles y cojines de sillita . Éstas, no sólo resultaban demasiado rígidas al tacto, sino que, además, algunas de ellas parecían más gruesas de lo normal.
Los presagios de los agentes iban por buen camino. Sólo faltaba ya la confirmación final. Ésta llegó cuando, tras cortar alguna de las prendas y analizarlas minuciosamente, los agentes del Instituto Armado hallaron que entre costura y costura Antonio N. M., llevaba camuflados 28 fieltros impregnados en cocaína . Así lo confirmaron las pruebas que realizaron al efecto.
En total, llevaba ocho kilos de cocaína , una candidad nada desdeñable, dado que una micra cuesta 5 euros . De inmediato, Antonio fue detenido por un presunto delito contra la salud pública. La operación fue realizada por agentes del Grupo Operativo de Estupefacientes del Aeropuerto de Barajas. Lo ocurrido es una prueba más de que la imaginación de los «camellos» no tiene límites.
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