Comienza la caza al «botellón» a golpe de multas

Pasar una noche de juerga etílica «self-service» costará 500 euros al infractor si se trata de un menor y 600 euros si la Policía identifica a un adulto . La posibilidad de realizar trabajos –normalmente cursos– en beneficio de la comunidad se ha acabado.

A partir de esta noche a las 00.00 horas, entra en vigor la ley autonómica que modifica las sanciones por beber alcohol en la vía pública. A ello se refiere el apartado 5 del artículo 52 de la ley Ley 5/2002, de 27 de junio sobre Drogodependencias y otros Trastornos Adictivos.

Además, si el infractor hubiera sido sancionado mediante resolución firme en la vía administrativa por el mismo motivo en los seis meses anteriores, la multa se elevará en 500 euros por cada una de las reincidencias tanto para mayores como menores de edad.

La ley del botellón estipulaba en su anterior artículo que el infractor podía realizar prestaciones en beneficio de la comunidad con su consentimiento. Esta opción era, a juicio de afectados por los efectos del botellón, parte del problema de que el fenómeno se incrementara.

Juan José Blardony, director general de La Viña-Asociación Empresarial de Hostelería, y el presidente de la Asociación Noche Madrid, Pedro Serrano, coinciden en que el cambio en la ley es positivo, ya que, hasta ahora, «había impunidad y el alcohol se consume en las calles en contra de las normas de convivencia y de la legalidad».

Las pérdidas económicas anuales para el sector de la hostelería, según estima la Plataforma Empresarial del sector Ocio, están valoradas en 155 millones de euros. Desde esta congregación de asociaciones siempre han manifestado que el «botellón» ha continuado creciendo por «la falta de actuación policial, de la ineficacia de la normativa existente y de la falta de voluntad política».

Ahora se muestran esperanzados porque el paisaje nocturno cambie, aunque queda por ver la eficacia de los dispositivos policiales para erradicar esta actividad. Quienes también esperan que la renovada norma funcione son las asociaciones de vecinos afectadas por el botellón: Cavas y Costanillas, Chueca y barrio de Universidad, sobre todo.

Desde la plataforma de Chueca indican que viven en un barrio con saturación de actividad ociosa que y dificulta la convivencia. « El botellón es parte del problema , pero la forma de actuar los bares también nos perjudica con las puertas abiertas e insonorizaciones. La responsabilidad municipal no ejerce control. El botellón se ha reducido. Hay botellines más que botellón, así que debería contribuir, pero está el contrapeso de la situación económica. Toca esperar».

La ley estipula que serán los ayuntamientos los encargados de llevar a cabo el procedimiento sancionador.