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El cerebro virtual del 15M
Las redes sociales agitaron el movimiento cívico hace un año y ahora sirven para cohesionarlo
Las redes sociales, Twitter, Tuenti o Facebook, actuaron de plataforma de lanzamiento del movimiento 15-M, de correa de trasmisión del descontento social. Ahora, un año después, se utilizan como herramientas de cohesión y discusión, y para asegurar que una determinada información alcance a la mayor cantidad de simpatizantes posible.
Yamir Moreno, profesor del Instituto BIFI y del Departamento de Física Teórica de la Universidad de Zaragoza, analizó el proceso de propagación del 15-M en las redes sociales durante aquellos días. Después de rastrear más de 580.000 mensajes relacionados con el 15-M provenientes de casi 90.000 usuarios, el resultado demostró que estos foros virtuales se convirtieron en el auténtico cerebro del movimiento y cada tuit, cada mensaje, en sus neuronas.
“El 15-M es tal vez el primer ejemplo de un gran movimiento gestado en el mundo virtual de las redes sociales que dio el salto al mundo real. Los primeros usuarios ya estaban activos debido a reivindicaciones como No les Votes, V de Vivienda o la oposición a la Ley Sinde, pero con el 15-M el descontento virtual traspasó fronteras”, señala el profesor Moreno.
Este salto lo dio la plataforma Democracia Real Ya, germen del movimiento, que canalizó las protestas de la red a través de sus llamamientos. “Favoreció la conversión de los vínculos débiles entre los usuarios, establecidos de modo virtual, en vínculos fuertes a través del contacto directo en las manifestaciones y el movimiento asambleario posterior”, explica Lucía Caro, profesora asociada de la Universidad de Sevilla y asesora de comunicación digital.
Evolución "no dirigida"
Este trasvase no estuvo planificado ni fue previsto. Se trató de una evolución “no dirigida” dentro de la propia estructura de red. “Los usuarios comunes buscaban compartir información con aquellos que tienen una mayor influencia en la opinión pública” y así se fueron generando las conexiones que potenciaron las protestas, explica Caro.
“En aquellas fechas, un 10% de los usuarios habían generado el 52% de los mensajes, siendo apenas una veintena de perfiles los que aglutinaban estos mensajes y daban cohesión al 15-M”, cuantifica Yamir Moreno en su estudio.
Una vez lograda la visibilidad del movimiento ante la opinión pública, Twitter, Tuenti o Facebook actuaron como bisagras, como elemento de cohesión y discusión, aunque su importancia fue más relativa, asegura el profesor de la Universidad de Zaragoza.
Para Lucía Caro, las redes sociales deben cumplir ahora una triple función en el 15-M. En primer lugar, ayudar a que personas que comparten fines e intereses puedan colaborar y coordinarse salvando distancias geográficas; contribuir a crear agendas diferentes a las que proponen los partidos mayoritarios y los grupos de presión; y aportar capacidad de reacción en una esfera pública en las que los tiempos son cada vez más cortos.
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