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El mito del pirómano

Imprudencia. Es la maldición que devora nuestros montes, la causa de la mayoría de los incendios forestales. La mano de los pirómanos, enfermos mentales, no aparece casi nunca

El mito del pirómano AFP

cruz morcillo

«Nos contó que desde niño le fascinaba el fuego, que se quedaba pegado a la televisión cuando veía llamas. Soñaba con quemar. Es un caso atípico. Apurando mucho, este chaval detenido por arrasar casi 5.000 hectáreas en Ávila sería el único del medio ... centenar de tipos a los que he entrevistado en prisión que más o menos cumpliría el perfil de pirómano». El capitán y psicólogo de la Guardia Civil José Luis González no tiene dudas. El mito del pirómano resurge de cuando en cuando, avivado por incendios mediáticos como el de las Fragas del Eume , pero es eso, un mito: «La mayoría de los grandes incendios se deben a imprudencias —quema de rastrojos y pastos— y casi la otra mitad no tienen sentido». Quienes prenden la llama con una motivación son incendiarios; el pirómano, en cambio, sufre un trastorno mental que le atrae hacia las brasas como una perdición.

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