Barón Rojo, el último vuelo de los heavies rebeldes
La formación original de la banda culminará su gira de reunión mañana sábado 22 en el Palacio Vistalegre, donde se proyectará un avance de la película que cuenta su historia
ignacio serrano
Suyos son los mayores hitos que una banda de heavy metal española ha logrado fuera de nuestras fronteras. En 1982 actuaron en el festival de Reading en Inglaterra, junto a la realeza rockera internacional, donde entablaron lazos de amistad con figuras legendarias del ... género como Bruce Dickinson (cantante de Iron Maiden). No eran como Paco Martínez Soria en “La ciudad no es para mí”, pero casi. “Flipábamos con esos equipos de sonido, con esa organización tan perfecta de los conciertos, que en España todavía tardaría años en cuajar”, nos comentan Armando de Castro (guitarra), Carlos de Castro (guitarra), Sherpa (bajo, voz) y Hermes Calabria (batería), en el estudio de éste último ubicado en el barrio de Aluche.
Subieron al escenario y, tras algunos lanzamientos de latas de cerveza, se hizo el silencio en el público. Los heavies británicos estaban asistiendo atónitos a la maestría de unos españolitos que habían llegado allí para hacerse oír entre los más grandes. Y vaya si lo consiguieron. Desde entonces, ni una sola banda española ha sido capaz de igualar la hazaña de formar parte de un cartel semejante en la cuna del heavy.
La formación continuó escribiendo su leyenda durante toda la década de los 80, pero se desintegró justo cuando ésta expiraba, en el año en que comenzó el declive del heavy metal en todo el mundo. “Pero no fue culpa nuestra”, dice Sherpa, siempre dispuesto a bromear. “Ya antes del 89 ya se notaba el bajón del heavy metal. Todo dura un tiempo determinado en la música”, opina Hermes.
“Pero nosotros tuvimos más dificultades que otros. Los medios de comunicación nos dieron de lado y yo sé por qué –dice Sherpa con un tono misterioso-… Porque nos metieron en una lista negra. Televisión Española nos trató muy mal, y por ejemplo, un tipo supuestamente tan rockero como Miguel Ríos , dio más importancia a Mecano que a nosotros en su programa. Le dijimos que hasta ahí habíamos llegado, y nos engañó para convecernos de que no nos marcháramos de la grabación. Dijo que sacaría tres temas nuestros y luego no lo hizo. Se la tenemos bien guardada. Había muchos celos en el mundo rockero de aquella época, nos vimos en situaciones parecidas demasiadas veces”. “Sobre todo porque nunca hemos dado palmaditas a nadie ni hemos entrado en el compadreo hipócrita –continúa Armando-. Como cuando nos dieron aquel premio y la gente se escandalizó porque no quisimos saludar a Felipe González . Cuando no tragas con ciertas cosas, ya sabes a lo que te expones: a la marginación. Hemos intentado manternos al margen del establishment que intenta abarcarlo todo. Ni estamos en cuadros directivos de asociaciones de músicos ni de sociedades de recaudación, esas en las que tan bien se han colocado casi todos los músicos de aquella época”.
Veinte años después del final de la historia de estos “outsiders” del heavy español, una feliz idea comenzó a gestar su regreso. El resultado ha sido una gira de reunion y despedida, que culmina este sábado en el Palacio Vistalegre (20:30 horas, 27 euros, menores de edad, 20) donde se proyectará un avance de la película sobre Barón Rojo que están realizando Javier Paniagua y José Sancristobal, y a la que sólo le falta tener imágenes de esta última actuación, que durará 3 horas. Como explica Carlos, “la idea es que el público de este concierto de despedida también sea partícipe de la película. Va a ser un día para recordar”.
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