Miguel Ángel Moratinos: «Aprendí mucho de Zapatero, es un gran estadista»

—Tres meses después de dejar el Ministerio de Asuntos Exteriores, ¿lo echa de menos?

—No tengo nostalgia. Estoy en un nuevo capítulo de mi vida, centrado en mi candidatura a dirigir la FAO.

— Tiene un rival muy fuerte en el brasileño José Graziano, que fue ministro de Alimentación, y lleva tiempo ya trabajando en la FAO. Y al parecer, también el austriaco Franz Fischler ex comisario europeo de Agricultura se va presentar.

—Sí, son excelentes candidatos y soy consciente de ello, pero yo tengo alguna ventaja. Tengo una red de contactos y conocimientos internacionales que él no tiene, porque en los últimos años, he hecho cinco millones de kilómetros por todo el mundo. Eso es un elemento importante en mi candidatura, para uno de mis objetivos, que es dar a la FAO un lugar preeminente en la nueva gobernanza económica y financiera internacional.

—¿Hay una cierta tendencia de los países menos desarrollados a votar a candidatos que no sean del primer mundo ?

—Yo no quiero ser el candidato del Norte. Estamos en el siglo XXI, construyendo una nueva arquitectura internacional, y la relación Norte-Sur, Este-Oeste, ha quedado superada y hay que optar por un candidato inclusivo, que es lo que yo quiero ser.

—España ha hecho importantes donaciones a la FAO, pero en el último año los fondos fueron al Fondo de Investigación del Desarrollo Agrícola (FIDA). ¿Puede eso perjudicarle?

—No lo creo, porque de 2006 a 2009 hemos sido el primer país contribuyente extrapresupuestario de la FAO, aparte de que hemos seguido haciendo un esfuerzo importante.

—¿En qué aspectos incidirá si es elegido para dirigir la FAO?

—Hay cinco ideas fuerza que, muy sintetizadas, son: erradicar el hambre en el mundo, garantizar la seguridad alimentaria de los 9.000 millones de ciudadanos del mundo, que la FAO puede contribuir a estabilizar los mercados, la propia reforma de la agencia para hacerla más eficaz y lograr que forme parte de los pilares de la nueva gobernanza internacional.

—Hemos hecho a nivel internacional muchas aportaciones a distintos programas y, sin embargo, no tenemos una representación proporcionada...

—Bueno, Joan Clos está al frente de ONU-Habitat y tenemos representación a nivel medio en casi todas las agencias. Ha habido un aumento exponencial de presencia de españoles en organismos internacionales, incluida la UE.

—Pero en la cúpula del Servicio Europeo de Acción Exterior no hay un solo español…

—Se trata de un servicio único, que tiene representantes en el interior y en el exterior. España salió muy bien parada en el exterior y era muy difícil lograr lo mismo en el interior, porque las pretensiones que tenían otros países de colocar gente fuera y no lo lograron, tenían que ser compensadas.

— Pero, ¿no me diga que no hubiera sido preferible tener a alguien en el núcleo duro de la diplomacia europea…Otros países, con menos peso están en ese equipo directivo .

—Sí, pero no tienen tantos representantes fuera.

—Oiga, pero es que hay rumanos, eslovacos, irlandeses, dos suecos…

—Sí, claro que nos hubiera gustado, pero el servicio es único y los que están fuera entraran dentro. Y habrá rotación y algunos de estos llegarán a esa dirección. Lo que no se puede es tener todo.