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EE.UU.

Carrera contrarreloj de Obama para salvar el tratado Nuevo START

Apura los últimos días con mayoría demócrata para ratificar el control de armas nucleares con Rusia

PEDRO RODRÍGUEZ y PEDRO RODRÍGUEZ

Apurando al máximo los últimos días de legislatura con mayorías del Partido Demócrata en ambas Cámara del Congreso de Estados Unidos, el presidente Obama intenta sacar adelante el elemento más tangible de su declarada política contra las armas nucleares: el tratado Nuevo START. Pendiente de conseguir la obligatoria ratificación por parte del Senado americano, este pacto internacional aspira a lograr no sólo una reducción de cientos de cargas nucleares y los medios necesarios para su despliegue sino también reanudar las inspecciones mutuas interrumpidas en diciembre del 2009 por primera vez desde la Guerra Fría.

Para sacar adelante el Nuevo START, la Casa Blanca necesita una súper-mayoría de dos tercios de los miembros presentes en la Cámara Alta de Estados Unidos. Y los republicanos, que reprochan la falta de garantías suficientes de verificación, se están haciendo bastante de rogar antes de otorgar su necesario respaldo. A pesar de que la Casa Blanca se ha embarcado en una intensa campaña de favores presupuestarios y persuasión. Desde poner más dinero —84.000 millones de dólares— para modernizar el arsenal nuclear del Pentágono a exhibir el simbólico respaldo de todos los ex secretarios de Estado del Partido Republicano.

En esta carrera contrarreloj de cara a la próxima legislatura en enero donde será todavía más difícil conseguir el visto bueno del Senado, el presidente Obama se ha comprometido por escrito a desarrollar un efectivo sistema de defensa antimisiles en Europa. Aunque Rusia ya ha advertido que renegará de cualquier pacto nuclear si ese escudo termina por anular la efectividad de su arsenal, pese a la insistencia de la Casa Blanca de estar pensando exclusivamente en la amenaza que puedan representar Irán o Corea del Norte.

«Es hora de hacerlo»

De acuerdo a los argumentos reiterados por Obama, «ratificar un tratado como el Nuevo START no significa anotar una victoria para el gobierno o para un partido político». En opinión del presidente: «Es hora de hacerlo. Es hora de demostrar el mismo espíritu y propósito común por nuestra seguridad que hemos demostrado a favor de nuestra economía. Es hora de recordar ese viejo dicho de que las batallas políticas no deben salir de nuestras costas».

Dentro del pulso parlamentario, especialmente tenso porque los miembros del Congreso quisieran haber iniciado ya su receso navideño, los republicanos han planteado una larga serie de enmiendas. Con el riesgo de que si alguna fuese aprobada obligaría a renegociar todo lo acordado con el gobierno de Rusia. La tramitación también se ha visto complicada por la necesidad de sesiones a puerta cerrada para debatir cuestiones secretas.

Apurando al máximo los últimos días de legislatura con mayorías del Partido Demócrata en ambas Cámara del Congreso de Estados Unidos, el presidente Obama intenta sacar adelante el elemento más tangible de su declarada política contra las armas nucleares: el tratado Nuevo START. Pendiente de conseguir la obligatoria ratificación por parte del Senado americano, este pacto internacional aspira a lograr no sólo una reducción de cientos de cargas nucleares y los medios necesarios para su despliegue sino también reanudar las inspecciones mutuas interrumpidas en diciembre del 2009 por primera vez desde la Guerra Fría.

Para sacar adelante el Nuevo START, la Casa Blanca necesita una súper-mayoría de dos tercios de los miembros presentes en la Cámara Alta de Estados Unidos. Y los republicanos, que reprochan la falta de garantías suficientes de verificación, se están haciendo bastante de rogar antes de otorgar su necesario respaldo. A pesar de que la Casa Blanca se ha embarcado en una intensa campaña de favores presupuestarios y persuasión. Desde poner más dinero —84.000 millones de dólares— para modernizar el arsenal nuclear del Pentágono a exhibir el simbólico respaldo de todos los ex secretarios de Estado del Partido Republicano.

En esta carrera contrarreloj de cara a la próxima legislatura en enero donde será todavía más difícil conseguir el visto bueno del Senado, el presidente Obama se ha comprometido por escrito a desarrollar un efectivo sistema de defensa antimisiles en Europa. Aunque Rusia ya ha advertido que renegará de cualquier pacto nuclear si ese escudo termina por anular la efectividad de su arsenal, pese a la insistencia de la Casa Blanca de estar pensando exclusivamente en la amenaza que puedan representar Irán o Corea del Norte.

«Es hora de hacerlo»

De acuerdo a los argumentos reiterados por Obama, «ratificar un tratado como el Nuevo START no significa anotar una victoria para el gobierno o para un partido político». En opinión del presidente: «Es hora de hacerlo. Es hora de demostrar el mismo espíritu y propósito común por nuestra seguridad que hemos demostrado a favor de nuestra economía. Es hora de recordar ese viejo dicho de que las batallas políticas no deben salir de nuestras costas».

Dentro del pulso parlamentario, especialmente tenso porque los miembros del Congreso quisieran haber iniciado ya su receso navideño, los republicanos han planteado una larga serie de enmiendas. Con el riesgo de que si alguna fuese aprobada obligaría a renegociar todo lo acordado con el gobierno de Rusia. La tramitación también se ha visto complicada por la necesidad de sesiones a puerta cerrada para debatir cuestiones secretas.

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