Con las claves del barroco español
«Lo sagrado hecho real», inaugurado ayer por la la Infanta Doña Elena, reivindica la escultura y la pintura españolas del siglo XVII
FÉLIX IGLESIAS
Fuera del contexto para el que fueron concebidas, las imágenes escultóricas y pictóricas de Diego Velázquez, Gregorio Fernández, Francisco de Zurbarán, Pedro de Mena o Juan Martínez Montañés adquieren, si cabe, una dimensión espiritual más transcendental al salirse de la función proselitista con las que ... fueron concebidas por encargo de la Iglesia católica como arma propagandística contra los reformistas centroeuropeos. Sobre ese motivo bascula la exposición «Lo sagrado hecho real», inaugurada ayer en Valladolid por la Infanta Doña Elena en el Palacio de Villena, edificion anexo del Museo Nacional Colegio de San Gregorio, y que ha comisariado Xavier Bray, conservador de la National Gallery de Londrs.
Esta muestra, que se podrá ver hasta finales de septiembre, llega a Valladolid tras un periplo que le ha llevado a Londres y Washington, donde el éxito de público y crítica ha sido más que notable, máxime cuando el arte barroco español es prácticamente desconocido en países con una tradición católica no mayoritaria.
En total se reúnen 26 creaciones de artistas como los mencionados junto a Juan de Mesa, Alonso Cano, Francisco Ribalta y Francisco Pacheco, presentando, según reafirmó Bray, «lo mejor de lo mejor» del barroco español de plena madurez. Para hacer realidad esta muestra se han pedido préstamos a instituciones como la National Gallery, el Museo del Prado, el propio Colegio San Gregorio, así como instituciones eclesiásticas y privadas, permitiendo «enfrentar» por primera vez estas obras de máxima calidad artística y de una innegable función religiosa.
«Lo sagrado hecho real» defiende la tesis de que pintura y escultura se influyeron mutuamente, de tal modo que «la pintura se transforma en escultora, ganando en profundidad, y la escultura usa la pintura para realzar su realismo», afirmó Bray.
En la primera sala, dedicada a «El arte de pintar esculturas» dos óleos de Pacheco y De Mesa custodian la talla de Zurbarán, plasmando ante el espectador esa interrelación. Pero es en la tercera estancia de la exposición donde el espejo entre ambos géneros plásticos alcanza quizá el grado más sublime con las representaciones de la figura de San Francisco, con una de las piezas claves de la exposición, «San Francisco de pie en éxtasis», de Pedro de Mena, que sale por primera vez de la Catedral de Toledo Se trata de una auténtica delicadeza escultórica que se debe disfrutar en todo su rededor. A su vera, el cuadro de Zurbarán con el mismo motivo completa uno de los capítulos más asombrosos de la muestra. También se puede calificar de una intensa colisión estética el «enfrentamiento» entre la talla del «Cristo de la luz», de Fernández, con «Cristo crucificado» de Zurbarán, así como «Cristo tras la flagelación» de Velázquez con el «Ecce homo» de Fernández.
En penumbra luminosa
Uno de los elementos protagonistas de la exposición es la utilización de la luz en un ámbito de penumbra, logrando resaltar y redimensionar el espacio, permitiendo respirar a las tallas más allá de su propias proporciones, caso de «La Magdalena» de Juan de Mena, de una delicadeza y sensibilidad deslumbrante. En el capítulo final, dedicada a la muerte, el «Cristo yacente» de Gregorio Fernández es velado por el busto de «La Dolorosa» de Pedro de Mena, creando una escenografía de profundo recogimiento.
Xavier Bray confía en que la muestra, que en Valladolid cuaja su mejor dimensión escenográfica, permita a creyentes y no creyentes apreciar toda la dimensión artística del barroco español de los siglos siglos XV y XVI. Además, el visitante como complemento tendrá la oportunidad de visitar la colección permanente de Museo Nacional Colegio de San Gregorio, que como recordó la ministra de Cultura «es el Prado de la Escultura».
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