Doña Letizia y Grace Kelly, el enigma de un vestido
Hitchcock es la clave... Un traje de «Crimen Perfecto» inspiró a Caprile para crear el vestido con el que la Princesa brilló en Europa

A pocos días de contraer matrimonio con el Príncipe de Asturias y consciente de que su porte acapararía las miradas de medio mundo durante el enlace del Príncipe Federico de Dinamarca y Mary Donaldson, que tuvo lugar el 14 de mayo de 2004, Doña Letizia se mostró sencillamente espectacular a su llegada a la Iglesia de Nuestra Señora de Copenhague junto a Don Felipe, luciendo un traje largo de gran gala realizado por el modista Lorenzo Caprile.
Un vestido con un original juego de drapeados en escote y espalda, confeccionado en crepe satén y tul de seda natural de color rojo fuego, con el que la Princesa de Asturias se coronó como una de las mujeres más elegantes. Tiempo después, Boris Izaguirre desvelaría en «El armario secreto de Hitchcock», libro que dedicó al maestro del suspense, que Caprile se había inspirado para crearlo en un vestido que formó parte del vestuario que Grace Kelly lució en el filme «Crimen perfecto». Tan favorecida y cómoda se sintió la propia Princesa con aquel traje, que posteriormente, y para ocasiones muy especiales -como cuando acudió a Roma junto a su marido para ser recibidos por Juan Pablo II, en 2004, o durante el acto de entrega de la Bandera de Combate a la fragata «Álvaro de Bazán», en 2006-, Doña Letizia volvió a lucir un traje, aunque esta vez en negro, inspirado en aquel espectacular diseño rojo con el que se presentó en sociedad ante la realeza y la aristocracia europeas. En fechas más cercanas, sin ir más lejos en la víspera del enlace de Victoria de Suecia, que tuvo lugar el pasado 19 de junio, la Princesa de Asturias volvió a apostar toda su elegancia al rojo. Esta vez con un diseño en rojo «español» firmado por su modista de cabecera Felipe Varela, que la esposa del Heredero lució en la fiesta que los anfitriones ofrecieron la noche anterior a la boda real. Un diseño con escote palabra de honor, de cuerpo ajustado a base de cintas en seda, acabado en una espectacular falda confeccionada en rosas de amplia abertura que dejaba al descubierto sus altísimos zapatos. Unos aros y un brazalete de Cartier estilo art decó, ambos en oro blanco y diamantes, fueron sus únicos adornos.
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