Juan Sánchez, deán de Toledo
Autor: Pepe Castro. Realización: Retrato intimista y directo que capta la esencia del personaje, sin abstracciones. El ambiente se consigue tan sólo con la luz de los flashes.
Juan Sánchez Rodríguez, 73 años, deán de la catedral de Toledo. La solemnidad de su atuendo, el hábito coral -de gala-, formado por la sotana roja, el roquete, el mantelete y la esclavina, esconden una personalidad abierta y afable, y en el brillo de sus ... ojos puede adivinarse aún a aquel niño que nació en Guadalupe cuando la guerra civil era ya un triste presagio de lucha fraticida entre españoles.La imagen muestra al deán en actitud de descanso, sentado y con las manos relajadas sobre el regazo; tan relajadas, que se aprecian perfectamente las venas y el paso del tiempo en la pigmentación de la piel. Las uñas, brillantes y cuidadas, con la inocente coquetería que adorna la personalidad de este hombre sencillo de vocación tardía. Entró en el seminario a los 21 años y se ordenó con 30, quizá algo mayor para aquella época.
LA MEDALLA MOZÁRABE.
Un distintivo especial brilla sobre el pecho del deán, que lleva colgada al cuello la medalla mozárabe, rito que fue restaurado en la catedral de Toledo en 1985, en tiempos del cardenal arcelo González Martín. La antigua liturgia mozárabe recoge la tradición más antigua de los manuscritos del siglo X, que reflejan los rezos de los mozárabes antes de la reforma llevada a cabo por el cardenal Cisneros en el siglo XV. Juan Sánchez se siente orgulloso del rito, que realza aún más la categoría de una catedral que posee dos cultos y por la que han pasado 220 deanes, al menos en la historia documentada de la Iglesia Católica en Toledo.
UN IR Y VENIR.
Ser deán de la catedral primada imprime carácter, no hay duda, incluso después de muerto, como le ocurrió al beato José Polo Benito, cuyo cuerpo incorrupto descansa en la capilla del Sagrado Corazón. Mientras Juan Sánchez aún no daba sus primeros pasos en su Guadalupe natal, el desdichado Polo Benito era fusilado en el paredón cercano a la Puerta del Cambrón. El tiempo pasa despacio en el devenir doméstico de los asuntos del Cabildo, que desde hace meses es un ir y venir de la Puerta Llana a la del Reloj. La culpa de este ajetreo inusual la tienen las obras de restauración que afectan a los claustros y las fachadas del templo, algunos de cuyos resultados ya se pueden ver, y que de la noche al día habitan en la mente del deán. Mirando la expresión de sus ojos, ocultos tras unas pequeñas gafas, y sus labios entreabiertos como queriendo hablar sin hacerlo, se diría que el deán está pensando en que tiene que decirle a los albañiles que aligeren el trabajo en la cámara bufa; que pronto llegan las lluvias y que la humedad no puede dañar más la Capilla de San Blas, con sus hermosos frescos de inspiración «giottiana». O quizá esté pensando en cómo cuadrar el presupuesto, aunque para eso es un experto. Por algo le nombró don Marcelo ecónomo diocesano cuando llevaba 24 años en Talavera como párroco. Ahora las cuentas de la catedral las tiene «muy claras», y su espíritu, elevado, ante la primera beatificación que acogerá el templo primado: la del cardenal Sancha, el próximo 18 de octubre.
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