Los orígenes de la Plaza Mayor
Muestra: «Plaza Mayor, origen de futuro»
De lunes a sábado, de 12 a 20 h., hasta el 31 de julio. En el Salón de Bóvedas de la Casa de la Panadería. Entrada gratuita.
Grabado de un plano de Madrid de 1761
Representación del último gran ... incendio de la Plaza Mayor, el 16 de agosto de 1790. El fuego dejó a 1.302 personas con su hogar reducido a cenizas, aunque no hubo víctimas mortales
La muestra recoge en paneles reproducciones históricas de la Plaza Mayor, como este grabado de 1862, cuyo original está en el Museo de Historia
POR LUIS CANO
MADRID. Una plaza digna de Felipe II. La Plaza Mayor. Cuando el emperador español trajo la Corte desde Toledo, la villa de Madrid necesitaba una explanada a la altura. Las sucesivas reconstrucciones modificaron su forma, pero nunca dejó de ser el espacio central de la actividad madrileña. Una exposición en el Salón de Bóvedas de la Casa de la Panadería recuerda los orígenes de la Plaza Mayor.
Los dibujos de los planos históricos de la ciudad muestran un enorme espacio blanco entre abigarradas líneas entretejidas. Las caóticas calles del centro de Madrid dejaron hueco a la construcción de la Plaza Mayor a finales del siglo XVI. Antes había sido la Plaza del Arrabal durante cien años, y antes aún, un simple cruce de caminos.
La exposición «Plaza Mayor, origen de futuro» es didáctica, no artística. La muestra consiste en paneles con reproducciones de dibujos, grabados y fotografías históricas junto a textos explicativos. No hay obras originales. El objetivo es descubrir al visitante la historia de la plaza. La exposición está organizada por la Concejalía de Urbanismo con motivo del proyecto de revitalización del Madrid de los Austrias.
La Plaza Mayor es el epicentro de ese Madrid. La muestra recoge representaciones corridas de toros, fiestas de cañas, mercadeo y ajusticiamientos. Y desmiente una leyenda. Según la literatura, los alrededores rezumaban olor a carne quemada fruto de las piras de ajusticiados. La leyenda no es cierta. La Plaza Mayor era escenario de ajusticiamientos públicos, pero no olía a chamuscado, ya que las hogueras ocurrían en la Puerta de Fuencarral, la actual glorieta de Bilbao.
Fuego, en cualquier caso, sí hubo. La plaza sufrió tres incendios devastadores que obligaron a reconstruir el diseño original de Juan de Herrera. El primero ocurrió en 1631. La actual estatua de Felipe III en el centro de la plaza, instalada por orden de Isabel II, conmemora la primera reconstrucción.
En 1790 ocurrió el último incendio, más catastrófico que los anteriores, como cuenta la exposición. El nuevo diseño, de Juan de Villanueva, tardó sesenta años en construirse por problemas políticos, económicos y vecinales. Los dueños de las viviendas tenían libertad para adoptar o no las reformas.
La Plaza Mayor cambió su nombre por Plaza Real, Plaza de la República y Plaza de la República Federal hasta recuperar la denominación original. Hoy, como entonces, sigue siendo el principal punto de encuentro en la capital.
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