La plenitud de la abuela de Consuegra
No es ninguna inocentada, el pasado 28 de diciembre Teófila Gutiérrez Jiménez cumplió 106 años

A pesar de su edad, Teófila Gutiérrez vive sola en su casa de Consuegra , pues aunque sus hijas son vecinas cercanas y le prestan toda la ayuda posible, ella no necesita atenciones especiales. Goza de un excelente aspecto para su edad y sólo acusa un leve defecto de audición. Realiza habitualmente algunas tareas domésticas y con una visión perfecta no tiene necesidad de usar gafas , por ello dedica su tiempo en fabricar jerseys y labores de ganchillo o leer revistas del corazón.
Su buena memoria le permite seguir una conversación de manera normal, y como goza de buen apetito, acompaña las comidas con un vaso diario de vino quina, pues afirma que es «muy beneficioso». Según comentan de broma sus hijas «ahí puede radicar el secreto de su longevidad».
Se entretiene bastante viendo televisión, aunque no le gustan mucho los programas que se emiten. En cambio, curiosamente para su edad, es una gran aficionada a los deportes en general y más que nada a las corridas de toros.
Nació en Consuegra el 28 de diciembre de 1907. Hace seis años por estas fechas, con motivo de su centenario, contaba para este diario que nunca fue a la escuela y aprendió lo que sabe a base de tesón. A los ocho años ya trabajaba como sirvienta y sin tardar mucho en tareas agrícolas. Pasó todas las penurias propias de aquellos tiempos, que se agudizarían en los posteriores. En 1932 contrajo matrimonio con Elviro Lomas Roco, fruto del cual nacieron cinco hijos, que le han dado 12 nietos y 16 bisnietos. Enviudó en 1989.
Con más de cien años a sus espaldas, hasta no hace mucho caminaba varios kilómetros al día, pues incluso iba a la compra y realizaba todas las tareas del hogar. Ahora sus hijas le proporcionan cuanto necesita, pues por precaución, no quieren que salga sola de casa. Pero en los seis años transcurridos desde aquella entrevista, hasta hoy, parece como si el tiempo se hubiera detenido para Teófila.
El día de su cumpleaños rodeada de toda su familia, comió tarta y apagó las tres velas con los números de su edad. Entre los regalos no faltó uno botella de «Quina Santa Catalina» que tanto gusta paladear en las comidas a esta centenaria consaburense. Al final de su conversación como en anteriores ocasiones, repitió el mismo mensaje: «Seguiré cumpliendo los años que Dios quiera».
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