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Por ahora

El problema de esta intervención laparoscópica es que puede haber quemado el 155 como instrumento coercitivo

Ignacio Camacho

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Como en el chiste macabro del tipo que se iba cayendo desde lo alto de un rascacielos, el 155 va bien… por ahora. El resultado final del invento se verá cuando llegue al final, el 21-D: mientras tanto, y al cabo de un mes, ... la cosa funciona. El "Vietnam administrativo" que temía el Gobierno no se ha producido; no hay emboscadas ni resistencia abierta aunque sí algo de inercia remolona. Nada inquietante, entre otras razones porque la autoridad gubernativa tampoco se ha mostrado especialmente impetuosa. El truco de la convocatoria electoral consistía en que al formularla, la actividad política quedaba reducida a mera rutina, ese trantrán cansino que mejor conviene al estilo marianista. El Estado autoritario y opresor ha comparecido en forma de unos cuantos burócratas muy discretos ante los que nadie puede montar un espectáculo victimista ; en vez de desplegar tanquetas en la Diagonal, Interior ha mandado zarpar al execrado barco de Piolín y ha retirado la mitad de los efectivos de Policía. Sin polémicas que atizar ni decisiones de filo que combatir, el independentismo militante se ha hundido en el tedio y la desidia.

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