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José Luis Antuña: «Si no cuidamos el campo, habrá lobos comiendo basura en las urbanizaciones»

Líder en el sector lácteo gallego, su director explica a ABC la necesidad de imitar el modelo de Feiraco

José Luis Antuña: «Si no cuidamos el campo, habrá lobos comiendo basura en las urbanizaciones» Miguel Muñiz

Cristina Pichel

Es optimista dentro de un mundo lleno de incertidumbres . «Cada país que crece en renta demanda proteína láctea. Y eso es una gran oportunidad para los que la producimos», explica el director de una factoría ideada hace casi medio siglo. Entonces una temeridad y, ahora, un modelo a seguir para sobrevivir en un sector lácteo sin cuotas. A Feiraco la avalan 3.500 socios con la puerta «permanentemente abierta» y 30 millones de envases al año. En base a ello, Antuña receta integración cooperativa, base territorial adecuada y asociación de ganaderos. «A mi gente le digo que tienen grandes oportunidades... para sus hijos».

—Feiraco lleva 46 años en el sector. ¿Cuál es la fórmula para sobrevivir?

— El éxito recae en unos socios que deciden unirse un día y en un líder que consigue consolidar eso. Con la gestión actual, intentamos sobrevivir en mundos complicados. Si es cierto que superamos este ciclo de crisis, estaremos más reforzados en el futuro.

—Recoge, procesa y comercializa. ¿Qué ventajas supone esta fórmula cooperativa con respecto a las industrias?

—Que el productor participe en la cadena de valor tiene una parte de riesgo porque hay que invertir en la actividad industrial, en comercializar. Pero los resultados que se generen de la propia actividad económica son del socio. Participar en la cadena de valor es un modelo que está perfectamente entendido en todo el mundo, pero sobre todo en centro-norte de Europa, donde están los ganaderos más fuertes, de mayor dimensión y, sobre todo, los que mejor tienen garantizado su futuro.

—¿Son necesarias más fórmulas como la de Feiraco en Galicia ante un escenario sin cuotas lácteas?

—Es el gran modelo de futuro. Desgraciadamente, en el sur de Europa, la integración cooperativa es escasa. Cuando en el centro y norte de Europa hablamos de esos modelos cooperativos que únicamente unen la leche en la recogida no nos entienden bien.

—¿Y qué falla aquí entonces para no tener el modelo nórdico?

—Cuando unimos a las cooperativas lácteas de Galicia hay como un recordatorio hacia un episodio de fracaso. Nosotros sí creemos en su modelo de integración porque, sino, en el futuro habrá serias dificultades para incrementos de producción o garantizar la recogida.

—Habla de «episodios de fracaso». El último, Alimentos Lácteos. En su momento, Feiraco estuvo interesada en hacerse con la planta de Pascual en Outeiro de Rei. ¿Qué pasó?

—Lideramos a un grupo de cooperativas, hicimos un plan de negocio, pero se escindió un pequeño grupo y la adjudicación de la planta se le dio a éste. Visto lo ocurrido, no parece un modelo de referencia en el que tengamos que fijarnos para el futuro.

—¿Qué pesa más en Feiraco: garantizar un precio digno a los socios o cuadrar las cuentas?

—El socio tiene garantizado que cobra a precio de mercado. Si algún mes no se cubre, hay un complemento cooperativo. La otra parte de su cuenta de resultados viene por los beneficios que debería generar la actividad empresarial de la que son propietarios.

—Y después vemos que, aun siendo Galicia la mayor productora, el precio medio en origen sigue siendo el más bajo de España. ¿Cómo se explica?

—Es un problema de dimensión de las explotaciones. Un ganadero con una producción de 700.000 kilos en Galicia cobra el precio medio de España. Pero son tantas las ganaderías pequeñas que ponderan el precio a la baja.

—A mayores del precio, ¿cuáles son los principales problemas del sector en la actualidad?

—El primero pasa por llegar al 31 de marzo de 2015 sin superar la cuota láctea española. Porque entrar en la nueva PAC con endeudamiento sería una dificultad añadida a las ya intrínsecas. A partir del 1 de abril se nos abre un mundo de oportunidades. La limitación de la cuota de producción es un lastre que impide crecer a los más eficientes. Siendo España un país deficitario, deberíamos acercarnos a cubrir nuestra propia demanda interna.

—¿Ese sería el principal objetivo, abastecer al mercado español?

—Sobre todo porque tenemos una estructura industrial que no está adecuada para afrontar mercados internacionales, donde el 90% de la actividad de éstos está basada en leche en polvo, mantequilla y quesos. En un país deficitario como es España no resulta muy explicable que alguien invierta en torres de leche en polvo.

—¿La transformación, los productos elaborados, son el futuro?

—Son el futuro del comercio internacional. Transportar leche líquida es costosísimo, mientras que cuando se transporta un kilo de leche en polvo se llevan diez litros de leche.

—¿Por qué los ganaderos gallegos no se implican más en la financiación de sus cooperativas para transformar?

—Quizás porque faltó liderazgo suficiente o puede que los intentos no hayan cuajado de forma adecuada, pero el resultado es el que tenemos. Ahora debemos plantearnos el futuro. El productor tiene la gran oportunidad de producir leche, lo que debe encontrar es quien se la vaya a comprar a partir de ahora. Y el mejor modelo que conozco está basado en fórmulas cooperativas.

—En plena reforma del Paquete Lácteo, ¿apoya los contratos a un año?

—Absolutamente, como mínimo. Y soy partidario además de que el precio esté indexado y no lo ponga una de las partes. Porque ni la leche del ganadero debe llegar a los 42 céntimos ni tampoco a los 28. Además, tenemos otra parte de la cadena de valor, la distribución, donde la leche se utiliza como un impulsor de venta. Ahí, el consumidor tiene mucho que decir acerca del perfil de campo que quiera tener, del futuro que quiera tener para sus ganaderos. Debemos culturizar y transmitir que tenemos la sociedad que votamos cada día cuando compramos.

—Pero cuando a un consumidor sin recursos le presentan un cartón a 0,56 y otro a 0,78, obviamente se decanta por el primero. ¿Se debería retirar?

—Es muy difícil regular un precio mínimo en los mercados. Debería ser un problema de conciencia social. Si no tenemos unos jardineros cuidando el campo, seguramente tendremos a los lobos comiendo la basura en las urbanizaciones cercanas.

—¿Pero no se puede actuar contra las superficies que utilizan la leche como reclamo?

—En el fondo, la leche se utiliza como una herramienta para competir y construir la marca del establecimiento. Todos forman parte de esa rueda. Quien se salga, sufrirá que los consumidores no entren allí. Es una decisión de la estructura de la distribución, pero yo debo recordarla cada día y poner en evidencia que eso lesiona nuestro modelo de futuro del campo en Galicia y del productor.

—Al hilo, ¿cree en el futuro del sector lácteo gallego y, sobre todo, cree que los jóvenes tienen futuro en el sector?

—La mejora de la evolución en costes y en rentabilidad viene por explotaciones de ganaderos jóvenes que se incorporaron en los últimos 10 años, que se endeudaron y que hoy nos demuestran que son la gran expectativa para ese 2015 donde no haya limitación de cuotas. Ganaderos que se asocian y, por tanto, mejoran su calidad de vida. Disponen de fines de semana libres, tienen vacaciones y comparten la vida en la ganadería con la pareja. Son modelos de éxito. Aún así, en Galicia seguimos teniendo un problema de base territorial en las grandes zonas productoras.

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