Una buena noticia en medio de la crisis: los «Barrios orquestados» de Gran Canaria

Barrios de la periferia de Las Palmas de Gran Canaria; barrios con necesidades, como tantos otros, cuyos niños disfrutan ahora de una doble oportunidad : la de formarse musicalmente y la de demostrar que, desde una idea, todo es posible.

Porque con solo eso contaban, con una idea, tal como explica José Brito . Claro que precisamente por ello lo tenían «todo», puntualiza quien se califica de «obrero de la música» aun cuando su currículo lo delata: compositor, director de orquesta, profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (Ulpgc)...

Es justamente en la alma mater donde está el germen del proyecto: extender la formación musical por aquellas localidades cuyas circunstancias confirmarían la máxima de hacer de la necesidad virtud.

Este sábado, la Iglesia Nuestra Señora de Fátima fue el escenario en que 80 niños, sin conocimientos previos, ofrecieron un concierto con el que no solo evidenciaron la verdad de la frase, sino también una notable capacidad de aprendizaje.

«Sonidarios» nació en 2011, y de algún modo dio paso a lo que hoy son los «Barrios Orquestados». Entre abril del año pasado y el concierto que este fin de semana dieron los alumnos de Tamaraceite y el Cono Sur (las dos zonas de la ciudad en que el proyecto es ya realidad), José Brito, Andrés Betancort , Laura Brito , Davide Payser y sus compañeros de aventura (Eva Cabrera, Tatiana González, Pedro Santana, Vicky Quintana, Laura Iglesias y Leandro Ojeda completan el equipo) han tenido que afrontar no pocas dificultades. Cómo conseguir tantos instrumentos como hacían falta fue la primera de ellas.

«Empezamos a enviar correos electrónicos a quienes creímos que podían tener instrumentos en algún rincón, olvidados; así conseguimos 12 violines , lo que nos permitía tener, en dos grupos, a 24 alumnos», recuerda el profesor de la Ulpgc.

Tamaraceite, donde la colaboración brindó un local en el que impartir las clases, fue el barrio escogido para «hacer lo que consideramos que se debe hacer» , algo tan sencillo y a la vez tan difícil como abrir las puertas para permitir el paso de la cultura y las artes.

Lo siguiente sería ir aula por aula para animar a los pequeños (y, sobre todo, a los padres) a creer en la posibilidad de que aún haya quienes den sin esperar contrapartidas ( «al fin y al cabo el proyecto es darse a los demás» , subraya Brito). La respuesta fue el primer éxito.

«El efecto fue brutal; hubo una demanda increíble . Los niños demostraron un interés enorme en acercarse a las artes». El compositor y director de la Orquesta «Bela Bartok» rememora que incluso hubo que redactar una lista de espera.

En realidad, lo más complicado sería convencer a los padres de que sí, de que la actividad sería, efectivamente, gratuita, tanto que ni siquiera tendrían que preocuparse por comprar un instrumento .

Tras meses buscando la mejor forma de desarrollar una enseñanza musical masiva , cuando lo habitual son clases reducidas, el de Tamaraceite, eminentemente obrero y de casi 11.000 habitantes, tuvo el honor de ser el «pionero» de los «Barrios Orquestados».

Dos veces por semana, alumnos de seis a nueve años y de diez a 12 , divididos en dos grupos, dan himno a su localidad con violines, violas y violonchelos, instrumentos que han de compartir y que hasta hace poco apenas eran meros nombres.

Y a Tamaraceite siguió la zona del Cono Sur, donde otros 40 pequeños (son 80 en total) también integran su peculiar conjunto. Y próximamente Jinámar tendrá el suyo ; y, con ayuda, los barrios quizá conviertan Gran Canaria en una «isla orquestada».

Educación en valores

Pero la música es nada más, y nada menos, que el motor del engranaje de una educación en valores esencialmente social. José Brito detalla que los niños acuden otras dos veces por semana a estudiar las materias clásicas (matemáticas, historia...) y que sus padres se comprometen a recibir, los primeros sábados de cada mes, clases de iniciación musical.

«Es en lo social donde el proyecto está adquiriendo una dimensión espectacular; hay una implicación que ha desbordado nuestras previsiones» , remarca el docente de la Facultad de Formación del Profesorado de la Ulpgc.

Y ello aunque los desahucios y los problemas que se ceban en los barrios humildes empañan en ocasiones la alegría: «Te puedes encontrar un abanico muy amplio de personas y familias que lo están pasando realmente mal , y hay que estar atentos a esos momentos de tristeza de los niños».

Una constante: pedir ayuda

La Fundación Canaria Mapfre Guanarteme, la obra social de la Caixa y el vicerrectorado de Cultura de la propia Ulpgc, amén de los colegios de Tamaraceite (CEIP «Alfredo Kraus» ) y del Cono Sur (CEIP Pintor «Manolo Millares» ), están aportando o han aportado a la causa, lo que ha hecho posible, entre otras cosas, la compra de instrumentos.

Sin embargo, la búsqueda de ayuda es constante, pues los «Barrios Orquestados», y sus jóvenes músicos, son cada vez más. El último reto que han superado Brito y sus compañeros ha sido lograr alrededor de 4.000 euros, por medio del micromecenazgo («crowdfunding»), para adquirir 15 instrumentos . Los 15 que hacían falta para que todos y cada uno de los 80 niños tuvieran el suyo en el concierto que este sábado los reunió en la Iglesia Nuestra Señora de Fátima.