HORIZONTE
El disparate energético de las Españas
Acabaremos volviendo al carbón, que además «da muchos puestos de trabajo» –dirán
Ramón Pérez-Maura
CARBÓN. Vamos a tener que volver al carbón. El disparate de las políticas energéticas en este país no tiene parangón en Occidente. Primero nos pusimos estupendos con la energía nuclear. De eso, ni «mijita». Y como nos sobra dinero, se la compramos a Francia, que ... la produce a una distancia que sería perfecta para que un improbable accidente afectara a casi todos los españoles. ¿Me puede explicar alguien la lógica?
Llegó el gran Zapatero y decidió apostar por las energías renovables, que era lo verdaderamente progresista. Los molinos de viento y los paneles solares cubriendo los campos de España. Claro que como en aquel Gobierno el dinero debía caer del cielo, se estableció un plan de subvenciones que consiguió, milagrosamente, que los paneles solares funcionaran en mitad de la noche. Al final las energías alternativas de Zapatero se desarrollaron con un plan inviable de un coste inasumible y que hubiera llevado al país a la quiebra.
Y entonces reapareció la posibilidad de las energías fósiles, que es como se llama ahora a lo que siempre fue petróleo. Desde que tengo uso de razón –hace ya demasiado tiempo– el sueño de cualquiera era que le descubrieran una bolsa de petróleo en el mismísimo jardín de su casa. Ya se iría el afortunado a vivir a otro sitio mejor. Pero, donde no podía ser hallado el crudo era a 60 kilómetros de la costa de Lanzarote. Si hubiera sido junto a los árboles del domicilio de Paulino Rivero, otro gallo nos cantara. Pero a 60 kilómetros de Lanzarote ya no hay forma de que los políticos canarios metan cuchara en las decisiones. Así que Coalición Canaria pasa de pedir en su último programa electoral la explotación del posible petróleo a negarse ahora a que se averigüe siquiera si ese petróleo existe.
Y, si eso pasa en el extremo sur de España, qué decir del extremo norte. Cantabria es otro disparate energético donde se toca a rebato contra la posibilidad de la puesta en práctica del «fracking», la técnica de fracturación hidráulica que potencia y abarata la extracción de gas y petróleo. El Gobierno de Rajoy quiere explotar esta técnica que ha permitido a Obama dejar de estar políticamente secuestrado por los países del Golfo Pérsico al no depender de su crudo. Así que el PP promueve el uso del «fracking» en España. Y entonces el Gobierno de Cantabria que casualmente es del PP, se subleva contra la iniciativa y consigue que todos los alcaldes de la región se unan contra el «fracking». Logra incluso que Miguel Ángel Revilla se sume a la iniciativa. El hecho de que cuando gobernaba Revilla se legislara en sentido contrario es irrelevante. Nada gusta a Revilla más que sumarse a una manifestación: cualquier día se integrará en una que vea por el centro de Santander sin darse cuenta de que es una protesta contra él… Al carbón. Acabaremos volviendo al carbón, que además «da muchos puestos de trabajo» –dirán. No paramos de mejorar.
El disparate energético de las Españas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete