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El Capitolio, símbolo de una democracia persistente

La sede del Congreso de EE.UU. es un imponente edificio neoclásico en el que no se notan las cicatrices y los contratiempos que ha sufrido en más de dos siglos de vida

Obreros trabajan en las preparaciones para la investidura presidencial de Donald Trump ante el Capitolio Efe
Javier Ansorena

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Cuando el ingeniero francés Pierre Charles L’Enfant vio la colina en la que que hoy descansa el Capitolio de EE.UU. la calificó como «un pedestal esperando un monumento». Era 1791, y un país en pañales buscaba alojamiento para la sede de ... su Gobierno. A L’Enfant le había nombrado una comisión seleccionada por el primer presidente, George Washington , para diseñar el Capitolio, el complejo que acogería el Congreso —con sus dos órganos, la Cámara de Representantes y el Senado— y el Tribunal Supremo. El país naciente quería construir una ciudad gubernamental desde cero y lo hizo en esta zona como una concesión de los estados norteños; la capital natural hubiera sido Nueva York. El nombre de Capitolio se debió a Thomas Jefferson , entonces secretario de Estado, inspirado por la Colina Capitolina de Roma.

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