Francia propone «aliviar» la deuda griega como fórmula de compromiso

Previamente, en la noche del viernes, el presidente Hollande había tanteado con Angela Merkel el «techo» de un posible acuerdo para intentar acotar el ámbito de negociación. Ocasión en la que avanzó sus primeros peones:_ «flexibilidad» en la aplicación del pacto fiscal europeo de estabilidad; relanzamiento del plan de inversiones esbozado por el presidente de la Comisión; utilizar de manera «inteligente» la nueva política del BCE...

Ayer, Manuel Valls, jefe de Gobierno, y Michel Sapin, ministro de finanzas (el hombre de confianza de Hollande en el terreno de las negociaciones europeas), confirmaron las modalidades prácticas de la «flexibilidad» que Francia sugiere aplicar a Grecia y al conjunto de la zona euro. Valls avanzó el programa estratégico de Francia: «Debemos ayudar al pueblo griego a cumplir con sus compromisos». Se trata de una «ayuda» diplomáticamente interesada. Valls retoma el viejo proyecto de François Hollande de dar un giro a la austeridad de Merkel: «Debemos flexibilizar la aplicación práctica Pacto fiscal europeo. Todos debemos comprender que las políticas de austeridad punitivas no pueden ser el proyecto único de la Unión. Para que Europa recobre su aliento es necesario relanzar el crecimiento para dar una esperanza a los pueblos europeos. Debemos respetar la voluntad del pueblo griego ayudándolo a continuar en la zona euro».

Valls repite los argumentos utilizados por Hollande en su campaña electoral, cuando defendió un «cambio» de política europea. Aquella promesa electoral quedó enterrada piadosamente el mes de octubre de 2012, cuando la mayoría parlamentaria socialista ratificó el Pacto fiscal europeo. Dos años y medio después, Francia se ofrece para ayudar a Grecia a lograr un acuerdo sobre su deuda a partir de las premisas de «flexibilidad» defendidas tradicionalmente por Hollande.

Por su parte, el ministro de griego de Finanazas, Yanis Varufakis, ayer se abstuvo de lanzar más órdagos a la UE_y se mantuvo en un tono algo más conciliador. Aseguró que, antes de finales de febrero presentará un plan detallado de acción, con el objetivo de alcanzar un acuerdo final sobre la deuda antes de finales de mayo. Durante ese plazo insistió en que Grecia no pedirá nuevos préstamos, pero puntualizó que confía en que el BCE «mantenga las provisiones de liquidez». Es decir, que no les corte el suministro de dinero, aunque no paguen la devolución de la deuda en los plazos estipulados.

A Francia no le interesa en absoluto que Grecia abandone el euro. En este sentido, Sapin subrayó: «Grecia no tiene ningún futuro fuera de Europa». No obstante, el ministro francés de Finanzas descartó la petición griega de una quita de 100.000 millones de euros del montante global de su deuda griega.

Con gran habilidad táctica, el nuevo gobierno griego ha confiado a un banquero próximo a Hollande, Matthieu Pigasse (vice presidente de la Banca Lazard para Europa), la negociación de sus intereses. Pigasse fue uno de los arquitectos del primer proyecto europeo de Hollande: intentar formar un frente de resistencia de la Europa del sur (Francia, Italia y España) contra el «rigor prusiano» de Merkel y sus aliados.

Aquel proyecto no llegó a funcionar. Pero Hollande y Pigasse, entre otros, esperan utilizar el triunfo de Syriza en Grecia para volver a intentar negociar o «flexibilizar» la política económica de la zona euro.

«Grecia está en el euro y continuará en el euro», subrayó Michel Sapin, en una matizada rueda de prensa. Sentado ese principio, continuó: «Es muy legítimo que el gobierno griego esté preocupado por el peso de la deuda». Tal preocupación, compartida en toda Europa, solo es uno de los motivos de inquietud, recordó el ministro francés: «El gobierno griego debe tener tiempo para respirar. Y, en verdad, la deuda no es el único de los problemas en discusión».

Efectivamente, la crisis griega ha relanzado el gran debate entre partidarios del respeto estricto del Pacto fiscal europeo (Alemania) y defensores de una estrategia que ponga mayor acento en las políticas de crecimiento.