Los retos económicos que afronta Italia

Si hubo un campo en el que el Gobierno tecnócrata de Mario Monti se empeñó a fondo fue en el control del déficit público. Es el factor macroeconómico en el que Italia puede sacar más pecho. En mayo de 2013, el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Economía, quiso poner en valor «el importante ajuste estructural para mantener el déficit por debajo del 3%» , con lo que inmediatamente ponía fin al procedimiento de déficit excesivo. Aunque no hay señales de que el Gobierno vaya a haber reducido esa cifra en 2013, lo que ha despertado recelos en Bruselas.

La deuda pública italiana camina sin freno. De hecho, la Comisión Europea prevé que acabe 2014 en el 134% del PIB. Los últimos datos del «Boletín Estadístico» del Banco de Italia, correspondentes al mes de noviembre de 2013 reconocen que el volumen del endeudamiento alcanza 2,1 billones de euros. La crisis no ha hecho más que aumentar la brecha . Hace diez años, al cierre del ejercicio 2004, la deuda pública representaba el 103,74% del PIB.

Como en todo el sur de Europa, el gran problema es el desempleo. A finales del años pasado, el paro se situó en el 12,7%. Un dato más homologable a los niveles de Francia. Sin embargo, es en el desempleo juvenil donde Italia se sitúa en el ránking junto a Grecia o España. En el mes de diciembre alcanzó el 41,6%. Sin burbuja inmobiliaria pero con una caída tremenda del consumo privado, y con una economía cada vez menos competitiva. La estructura del mercado laboral dificulta el acceso de los jóvenes , lo que llevó al ex primer ministro Letta a plantearse la posibilidad de introducir el controvertido contrato único.

La riqueza está concentrada en las capas de mayor edad y la movilidad social se reduce. Así lo refleja el Indice de Gini, en el que 0 representa la máxima igualdad y 1 la máxima desigualdad. No es sólo cuestión de la crisis, pero en Italia desde los años 70 la desigualdad va en aumento. En esos años el indice se situaba en el 0,27, en 2013 era del 0,34.

Un reciente informe apuntaba a que el 30% de la población de Italia se encontraba en «riesgo de pobreza». Es decir, que su nivel de ingresos no les permite afrontar ningún gasto inesperado. Además, el 10% más rico ostenta cerca del 50% de la riqueza. El 10% más pobre apenas alcanza el 8%.

De nuevo otra característica que lastra las economías del sur de Europa. El alto nivel de economía sumergida, que en el caso de Italia se sitúa en el 22%, lo que equivale a unos 275.000 millones de euros.

Todos estos factores se han retroalimentado con la crisis. Pero lo que mejor define la situación de la economía de Italia es que en el periodo 2000-2010 Italia fue el segundo país del mundo que menos creció, lo hizo un 2,43%, sólo Haiti quedó por debajo.