Monomarental

¡Qué profunda emoción, como cantaba Aznavour, asistir al nacimiento de una palabra! «El concepto de familia ha evolucionado mucho en nuestros tiempos» respondió una sonriente Carmen Alborch ante una incisiva pregunta del presentador del programa «El Faro» de Televisión Popular durante una entrevista emitida en plena campaña electoral. «Hoy en día hay muchas familias monoparentales» -siguió diciendo y, para sorpresa de los televidentes, añadió jovial: «y también «monomarentales"»

Por lo visto doña Carmen, que es de las que gusta de utilizar el signo @ para evitar repeticiones del tipo valencianos/valencianas (aquello tan saussureano de que el masculino, en cuanto término no marcado, puede sustituir al femenino, es considerado por algunos un atavismo machista), consideró que monoparental significa «con solo la figura del padre», de modo que por aquello del machismo inventó «monomarental».

Lo malo es que la etimología no entiende de lenguaje políticamente correcto. El prefijo «mono» en griego significa «solo, único», y el término latino «parens» significa progenitor, sin distinción de sexo.

Por tanto, familia monoparental no tiene nada de machista. En todo caso, dado que el término «parens» deriva del verbo latino «parire», parir, actividad eminentemente femenina, si hay que buscarle los tres pies al gato, «parens» no tiene nada de machista, sino todo lo contrario. Hay que guardarse de quienes inventan palabras, por curiosas que parezcan, forzando el lenguaje con neologismos adaptados a sus prejuicios. Un viejo dicho sentenciaba «Cuanto mejor se hable más fecundo será el fruto de la palabra». Pues inventando esas palabras, dará pavor conocer sus frutos.