La juez Alaya vuelve a enviar a prisión a Guerrero un año después

Estos delitos se suman a los seis que ya tenía anteriormente: Prevaricación, malversación, cohecho, dos delito de falsedad en documento oficial y otro de falsedad en documento mercantil. A ellos hay que sumar los nuevos delitos que le ha imputado este miércoles y que las fuentes no han querido revelar porque el caso se encuentra bajo secreto sumarial.

Guerrero, que salió de los juzgados en compañía de su abogado hacia las cinco de la tarde, admitió que estaba igual de preocupado que antes porque no es una situación agradable. De hecho Guerrero vuelve a la cárcel solo unos meses después de haber salido el pasado mes de octubre tras permanecer preso desde marzo, hace justo un año.

El interrogatorio del exdirector general de Trabajo duro casi tres horas y se produjo pese a que su abogado Fernando de Pablo le había recomendado que se acogiera a su derecho y no declara. Sin embargo Guerrero no le hizo caso y prefirió declarar. «Hemos ido ampliando la declaración y me ha preguntado cosas que ya me habían preguntado antes», dijo el ex alto cargo que incluso se permitió bromear durante el tiempo que estuvo esperando el pronunciamiento de Alaya. «Contra el vicio de pedir está la virtud de no dar», bromeó sobre la petición del Ministerio Público.

En cualquier caso Guerrero permaneció durante toda la tarde en las inmediaciones de los juzgados esperando el auto de la magistrada que lo enviaba a prisión cerca de las nueve de la noche. Aunque no perdió la sonrisa, la cara se le fue cambiando a medida que pasaban las horas y era más evidente que la magistrada iba a volver a decretar su ingreso en prisión. De hecho fue la presencia de un furgón policial en las inmediaciones de los juzgados la que puso en alerta a la prensa de que el envío a la cárcel era inminente. En octubre pasado para poder pagar la fianza de 50.000 euros que le impuso el juzgado tuvo que embargar joyas, relojes y otros objetos personales. Tras el ingreso en prisión de Guerrero, Alaya, que ha parado solo un momento para tomarse un café, continúa interrogando a dos directivos de Vitalia, Antonio Albarracín y Jesús Bordallo.