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TEATRO

«Addio del passato», una diva entre bambalinas

El jueves 16 se estrena en el Teatro Fernán Gómez de Madrid esta pieza de Julio Bravo, dirigida por Blanca Oteyza

Lola Baldrich y Blanca Oteyza, en el teatro Fernán Gómez José Ramón Ladra
Carmen R. Santos

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Tras una larga y fructífera trayectoria en el periodismo cultural, centrado en el teatro y la danza y ejercido en ABC, Julio Bravo decidió en 2011 lanzarse a escribir una obra teatral. Con este propósito ya en cartera, la oportunidad surgió pronto. Un día, coincidió en Microteatro por Dinero con la actriz Sonia Dorado, quien le pidió que elaborara una pieza breve para interpretarla en ese espacio emblemático del «off» madrileño. Julio Bravo recogió el guante y el resultado fue «Oficina de patentes» que se representó en Microteatro por Dinero, dando vida a sus personajes Sonia Dorado y Alberto Sánchez. Y con un director de lujo, Juan Carlos Pérez de la Fuente, a quien, señala Bravo, siempre le estará muy agradecido por su enorme generosidad.

Sin duda, el éxito de «Oficina de patentes» animó a su autor a continuar por la nueva senda profesional emprendida. Y lo hizo con tanta ambición como acierto, creciendo como dramaturgo con una pieza más compleja y de mayor duración -alrededor de una hora y cuarto-: «Addio del passato», que toma su título de la estremecedora aria que canta la protagonista, Violeta, en el último acto de «La Traviata», la célebre ópera de Verdi. Porque es este mundo, el del «bel canto», el que Julio Bravo explora en su obra, con sugerentes modificaciones respecto a la ópera del gran compositor italiano. «Addio del passato» se ambienta en los años sesenta del pasado siglo, y su protagonista, Margarita Gautier -como en «La dama de las camelias», de Alejandro Dumas, donde se inspiró Verdi-, no es una cortesana sino una idolatrada soprano, que sufre una enfermedad terminal. Inmersa en una relación tóxica con Raúl, conoce a un admirador, Armando, con el que comienza una apasionada historia amorosa en la que se inmiscuye Alejandra, la hermana de Armando.

Risa y llanto

«Addio del passato» se estrenó en mayo del año pasado en La Pensión de las Pulgas de Madrid, obteniendo una magnífica acogida de crítica y público. Ahora, igual que Julio Bravo dio un gran salto como dramaturgo con esta pieza, el montaje da un paso de gigante al subir a las tablas del Teatro Fernán Gómez de la capital de España.

«Estamos ante un nuevo montaje, más potente. Hemos añadido unas transiciones que denomino los momentos íntimos de los personajes», comenta Oteyza

Dirigida por Blanca Oteyza -que ya llevó la batuta en su estreno en el «off»-, la interpreta un sólido elenco formado por Lola Baldrich, Fran Calvo, Noemí Rodríguez, José Emilio Vera, Orencio Ortega y Rebeca Matellán. Con Ruth Rubio como ayudante de dirección, que además toca el violín en directo, la escenografía corre a cargo de Roger Portal y Enrique González, y de su exquisito vestuario es responsable Pier Paolo Álvaro.

Blanca Oteyza apunta que, aunque naturalmente con la base del anterior, estamos ante otro montaje: «Ha sido un avance muy importante, y el tener otro espacio muy diferente al de una sala alternativa nos ha permitido darle esa grandiosidad que va muy bien con el universo operístico que está en su trasfondo, sin perder de vista que es una obra de sentimientos a flor de piel. En este sentido, hemos añadido unas transiciones que denonimo los momentos íntimos de los personajes. La función, además, está mucho más asentada». Y añade: «Para mí, este montaje solo se podía abordar desde la emoción que, al fin y al cabo, es un pilar básico del teatro. Es un cóctel de sentimientos, con personajes muy humanos, con sus grandezas, pero también con sus miedos, sus miserias, sus contradicciones, como todo ser humano. Por eso el público puede empatizar con ellos. Pretendemos que llore, que ría -hay humor-, que sienta a lo grande. Es una función elegante, con un vestuario maravilloso».

Viaje a los sentimientos

Para Lola Baldrich, que realiza una interpretación de Margarita Gautier en estado de gracia, este personaje ha sido un regalo: «Margarita posibilita los matices. Es una diva mundial, con mucha gente que pulula a su alrededor, una figura poderosa que se ha hecho a sí misma. Pero, a la vez, es una mujer, con sus contradicciones, su dolor, su soledad. El quid está en esa dicotomía, en cómo casar un aspecto con el otro. Vemos la trastienda de una diva, de un mundo glamuroso, pero donde, a la postre, se mueven hombres y mujeres de carne y hueso. La obra es un viaje a los sentimientos, a la pasión, y a la enfermedad y a la muerte, algo que no se quiere ver en nuestra hedonista sociedad. Pero que está ahí, y es inútil ocultar. Y también un paseo por el valor del sacrificio y del amor que no es egoísta, por eso quizá no deja de haber esperanza».

Como esperanza hay para el teatro, pese a las dificultades que hoy le cercan. «El teatro -comenta Lola Baldrich- es una excavación arqueológica, cada generación descubre nuevas capas. Hoy a veces el optimismo te lo tienes que chutar en vena porque la situación es dura. Pero el teatro nunca desaparecerá. Es una manera de explicar porqué estamos en el mundo, quiénes somos. ¿Se puede renunciar a esto?».

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