crítica de danza
«Coppélia»: antigüedades
El Ballet Nacional de Cuba, con Alicia Alonso al frente, presenta esta obra en los Teatros del Canal de Madrid hasta el 22 de septiembre
julio bravo
Han pasado ya casi tres lustros desde que el Ballet Nacional de Cuba presentara en España su versión de «Coppélia» , un título del que Balanchine decía que era en la historia del ballet la comedia por excelencia (lo ... mismo que «Giselle» es la tragedia»). En estos últimos quince años -al contrario que en el tango- han pasado muchas cosas; también sobre los escenarios, y la producción que presenta la compañía cubana en los teatros del Canal estos días parece, en algunos aspectos, ajada y marchita.
El paso del tiempo se nota especialmente en la escenografía, basada en unos telones pintados donde las arrugas son reales, que le otorgan al montaje un deslucido aspecto de juguete (por otra parte, muy adecuado para esta obra). El vestuario tampoco ayuda: el ballet está aparentemente ambientado en Centroeuropa, pero la elección de los colores, con tonos pastel y muy vivos, delatan el origen caribeño de sus creadores.
Pero lo sustancial no es la apariencia. Alicia Alonso supo inculcarle desde el principio a su compañía, el Ballet Nacional de Cuba, el respeto por el estilo, y esa herencia sigue viva en los actuales componentes del conjunto. La legendaria artista, que a sus casi noventa y tres años sigue inalterable al frente de la compañía , a la que incluso acompaña cuando está de gira, elaboró, a partir de las originales de Saint-León y Petipa , una coreografía de líneas claras, limpia y naïf, que busca la sonrisa o incluso la risa del espectador, en contrapartida con otras versiones, que ahondan en lo que de oscura puede tener la historia del sombrío fabricante de ingenios mecánicos, el doctor Coppelius. Y sus bailarines ejecutan la coreografía con decisión y sabedores de lo que están buscando, interpretando esa mímica antigua pero característica del ballet.
La compañía presenta hoy en día una plantilla muy joven y renovada, que brinda una aceptable actuación. Su máxima estrella es Viengsay Valdés , una bailarina que muestra una extraordinaria progresión; su Swanilda tiene frescura, luz, calidad y entusiasmo. A su lado, Víctor Estévez presenta buena línea y nobleza. Un histórico de la compañía, Adolfo Roval (84 años) bailó con sabiduría el papel de Coppelius, y Grettel Morejón bailó con mucho encanto su papel de Amanecer.
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