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Muere el neurólogo Oliver Sacks

Fue también autor de éxito de libros de divulgación científica, y algunas de esas obras fueron adaptadas al cine

Muere el neurólogo Oliver Sacks

JULIO TOVAR

El neurólogo británico Oliver Sacks ha fallecido a los 82 años de edad de un cáncer hepático, afirma el diario «New York Times» . A lo largo de este año publicó varios testimonios en este periódico donde narraba su batalla contra el cáncer. El anuncio lo ha hecho su ayudante, Kate Edgar, a este diario.

Nacido en Londres, en 1933, provenía de una familia judía al norte de la ciudad, y estaba vinculado familiarmente al director de cine Jonathan Lynn o el matemático Robert Aumann . Entró en el célebre Queen's College de Oxford en 1951, donde se licenció tanto en psicología como biología para 1954. Poco después, también, obtendría una licenciatura de letras y medicina a finales de la década. Llegará, poco después, a América del Norte, donde al inicio estuvo vinculado a la asistencia de la medicina barrial, en el Bronx.

Su doble papel como divulgador y neurólogo le ofreció una proyección mediática, especialmente luego de que su libro «Despertares» conociera una exitosa adaptación al cine protagonizada por Robin Williams y Robert De Niro. A lo largo del libro, afirmaba en la introducción, desarrollaba un tema «metafísico» y todavía se sorprendía de ver a los pacientes que volvían a «despertarse» de su letargo . Estaba construido en torno a los testimonios de los enfermos de la encefalitis letárgica del Hospital Beth Abraham.

A finales de los años 60 se vinculó a la Universidad de Nueva York y la de Columbia, donde se convirtió en una referencia en el estudio de los desórdenes neurológicos . En los años 7o se vinculó a la intelligentsia neoyorkina a través de sus publicaciones en el «New York Times» y especialmente el «New Yorker» . Su especialidad era hablar de de las anomalías psicológicas y divulgar su interacción cultural.

En los últimos años llegó a crear un concepto como el de «Musicofilia» , donde vinculaba la música a las emociones y el discurrir cerebral. En este se preguntaba del proceso que lleva a conectar estos dos conceptos: «Qué extraño es que una especie entera esté tocando, escuchando, ocupándose y preocupándose, perdiendo su tiempo en aquello que se llama "música" ».

En julio de 2015, en el «New York Times», escribió un texto donde todavía se maravillaba de las estrellas en el cielo. En el último párrafo afirmaba que «ese esplendor celeste le hizo realizar de manera inmediata la poca vida que le quedaba».

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