Nacho Vidal y el cine: no todo es sexo
El actor porno puede perderse mañana el preestreno de «El cuarto Bee Gee», su última incursión en el cine «convencional»
J. C.
Durante la rueda de prensa del documental «La piel vendida» en el Festival de Gijón, allá por 2004, Nacho Vidal debió batir el récord de mayor número de «yoes» pronunciados por minuto. Una circunstancia advertida tanto por periodistas como por distribuidores del filme (una ... crónica del porno en España y sus desventuras, donde la estrella tiene, cómo no, un papel destacado), y que venía a demostrar el grado de «egotismo», o quizá narcisismo , de un hombre convertido en «industria en sí mismo», como fue presentado por el moderador del encuentro.
Porque Vidal, aparte de sus numerosos negocios y «negociados», siempre quiso ser actor «serio» , tal y como confesó en aquella ocasión. No hay que olvidar que, además de las tres mil y pico películas para adultos (cifra complicada de tasar, ya que una misma escena rodada puede aparecer en varios títulos diferentes) que se beneficiaron de su presencia, también intentó el salto al cine «convencional», como sus colegas Marilyn Chambers , Traci Lords o Rocco Siffredi .
Precisamente este jueves Vidal iba a vivir su última «alfombra roja» con la premiere de «El cuarto Bee Gee» , filme dirigido por Dani Rosso y que tiene previsto su estreno comercial en febrero de 2013 (aunque puede adelantarse aprovechando el tirón de la detención del actor por blanqueo de dinero). La película, que narra las visicitudes de dos viejas glorias del cine S que quieren rodar una cinta romántica sobre un camarero amante de la música disco, es en el fondo un homenaje al cine de los años 70 , motivo por el cual Vidal «aceptó sin titubear, participando encantado en el proyecto», según el director, también al frente durante tres ediciones del Freak Film Festival de Valencia, y que no pudo convencer a Pajares y Esteso , primeras opciones para encarnar al dúo protagonista.
Aparte, aún está reciente el estreno veraniego de «Impávido» , filme dirigido por Carlos Therón («Fuga de cerebros 2») al estilo «Airbag», protagonizado por Julián Villagrán y Marta Torné, y donde Vidal encarna a Mikima, un mafioso que regenta un negocio que haría «ennegrecer de envidia al mismísimo Al Capone», comportándose como un « volcán de puro nervio », como rezan sus responsables. Sin embargo, la especialidad de Vidal (vestido) en la gran pantalla es el gremio de porteros de discoteca, que ha encarnado en «Va a ser que nadie es perfecto» (2006), de Joaquín Oristrell, y «El alquimista impaciente» (2002), de Patricia Ferreira, donde su acento ruso hacía palidecer al bueno de Bevilacqua. Está claro que, parafraseando (suavemente) a Javier Krahe , para Nacho Vidal no todo va a ser fornicar. Aunque jugar a los chinos esté feo.
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