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AD LIBITUM

«RAÇA HISTORICA»

MANUEL MARTÍN FERRAND

La verdad democrática se asienta sobre la debilidad que proporcionan la libertad y las muchas dudas que suelen acompañarla

ARamiro de Maeztu le fusilaron los republicanos, en el cementerio de Aravaca, en 1936, en una de aquellas sacas que, al parecer, no caben en la « ... memoria histórica». Su condición tradicionalista tampoco le granjeó muchas simpatías en el ámbito de Falange Española y, en consecuencia, es uno de los muchos talentos olvidados, casi proscritos, con los que engrandecemos nuestra ignorancia colectiva. Ahora, cuando en uno de sus espasmos acostumbrados los nacionalismos pretendidamente separatistas lucen su brío y dificultan la solución de otros problemas más urgentes, no menos graves, es conveniente acordarse de Maeztu. No solo porque, con monseñor Zacarías de Vizcarra, acuñó la palabra «Hispanidad», sino sobre todo porque conoció de cerca los procesos germinales de esos nacionalismos que hoy nos inquietan y que, sobre su sentido político, conllevan responsabilidad en el retraso de la solución que esperan y merecen los españoles -uno de cada cuatro- que están sin trabajo ni esperanza.

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