Briatore, el rey de la «dolce vita» se despide de Italia
El «playboy» y empresario italiano da portazo a la Italia de Monti y traslada su local de lujo Billionaire a Marbella

Flavio Briatore acaba de aterrizar en Marbella , donde ha inaugurado uno de sus famosos Billionaire, tras dar un portazo en Italia y verse rodeado de gran polémica. Y es que ha puesto en venta su Billonaire de Porto Cervo, en Costa Esmeralda, inaugurado en 1998. En el pasado, los clientes hacían horas de cola para entrar en su local, y quien no podía hacerlo se quedaba fuera a mirar la entrada de bellezas y famosos. Pero Costa Esmeralda ya no es lo que era, y tampoco el Billionaire, donde una botella de champán cuesta 1.000 euros. Briatore ha dado un portazo también al Gobierno de Monti, al que ha criticado duramente: «Este gobierno ha provocado una especie de odio social. Demasiados controles. El gobierno asfixia a las empresas. Invertiré en el extranjero». Se marcha así, amargado, el que era símbolo de la dolce vita, al tiempo que canta la excelente acogida que ha tenido en Marbella. «No hay espacio para los falsos playboy», ha escrito «La Repubblica», en un duro artículo titulado «Cierra la guarida de la vulgaridad italiana», en el que se recuerda la caída en desgracia de algunos de sus amigos, como Silvio Berlusconi, y se habla de cierre por fracaso: «Flavio Briatore cierra, de falso gran señor, su Billionaire, montando el número al hablar de patria ingrata que no le entiende. Pero la verdad es que cierra por el fracaso de la guarida de la vulgaridad italiana».
Rodeado de mujeres guapas
¿Quién es este vividor de 62 años con un ego descomunal? En su página web se escribe: «Hoy Briatore es una de las figuras más influyentes del mundo del deporte y de la comunicación. Se divierte en crear locales nocturnos que se convierten en legendarios, símbolos de estilo de vida exclusivo».
Su vida es de ensueño, aparentemente. Flavio Briatore se ganó fama de playboy porque se relacionó con jóvenes modelos como Naomi Campbell o Heidi Klum , con la que en 2004 tuvo una hija, Helene, que no reconoció. Se paseó por el mundo con un sinfín de novias despampanantes, hasta que una de ellas, la morena Elisabetta Gregoraci, exmodelo de Wonderbra, 30 años más joven que él, lo llevó al altar en el 2008. Dos años después tuvieron un hijo, Nathan Falco. Sus desplazamientos en jet privado, su yate espectacular de 62 metros con 19 miembros de tripulación, su arrollador carácter y su talento para establecer relaciones con gentes del espectáculo y empresarios, han hecho de Briatore uno de los hombres de negocios más conocido en el mundo.
Personaje con muchas sombras
Nacido en 1950 en Verzuolo (Cuneo) en los Alpes italianos, hijo de maestros de escuela, él se lanzó a la conquista del mundo con un modesto título de topógrafo. Su primer trabajo fue como instructor de esquí y encargado de restaurante. A finales de los 70 trabajó en la bolsa de Milán y conoció, después, a Luciano Benetton, de cuyo grupo fue responsable en Estados Unidos. Esa fue su suerte y su fortuna, porque el acuerdo de franquicias con Benetton le hizo rico. A finales de los 80, Luciano Benetton encargó a Briatore hacerse cargo de la escudería Benetton de Fórmula 1, descubriendo el talento del alemán Michael Schumacher, al que hizo campeón del mundo en 1994 y 1995. Después volvería a mostrar su capacidad como director de F1 en Renault, ganando con Fernando Alonso los campeonatos de 2005 y 2006.
«Exilio dorado en el Caribe»
Tres periodistas pusieron de relieve un periodo oscuro de Briatore que no entra en las biografías oficiales en un libro titulado «El señor Billionaire. Ascenso, secretos, misterios y coincidencias» . Según ellos, Briatore, en su afán por enriquecerse se lanzó al mercado del juego clandestino, hasta que el fraude fue descubierto por la policía y para evitar la cárcel huyó a las islas Vírgenes. En esa época de prófugo gestionó la red de negocios para Benetton en EE.UU. y abrió un local nocturno, regresando a Italia gracias a una amnistía.
La pasión de Briatore por las fiestas, el lujo y las mujeres jóvenes fue siempre una constante. En el libro se publica una entrevista con su primera mujer, inicialmente aparecida en el periódico de izquierda «Il Fatto Quotidiano» en noviembre de 2010 con el título «Cuando Mr. Billionaire frecuentaba los mafiosos». Tras esa publicación, Flavio Briatore anunció una querella. La modelo americana Marcy Schlobohm, hoy empresaria, se casó con él en 1980 cuando no había cumplido los 18 años, y lo acompañó en su «exilio» dorado a las Islas Vírgenes, divorciándose cuatro años después. En la entrevista revela detalles de la vida lujosa de Briatore en Milán: «Sí, hacíamos muchas fiestas. Si no eras importante, no podías estar».
En definitiva, Flavio Briatore «es el personaje símbolo de una cierta clase dirigente italiana» , explica Andrea Sceresini, uno de los autores de «El señor Billonaire». La historia de Briatore parece de sueño americano, pero conjugado y adaptado a la realidad italiana.
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