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Armas para acabar con la rutina

La monotonía se puede instalar en cualquier momento de la relación de una pareja. Sepa cómo superarla

Armas para acabar con la rutina

m. j. p-b.

Apenas hay cruces de palabras muchas noches tras la cena, o solo lo escuetamente necesario para organizar la logística doméstica del día siguiente o el cuidado de los hijos. Demasiados silencios. Las miradas de complicidad se han olvidado, incluso muchas sonrisas no se esbozan; las caricias ya no estremecen, tampoco se ofrecen; no quedan ganas para proponer planes compartidos; ni siquiera recuerda cuándo fue la última sorpresa que le dio su pareja; siente siempre su mal humor...

Pero seguro que no le ha dejado de querer o quererla, aunque usted no lo sepa. Lo más posible es que la rutina, el aburrimiento y la monotonía se hayan convertido en las otras compañeras de su matrimonio. Una amenaza que a toda pareja le puede sobrevenir en cualquier momento de la relación. Si consigue distanciarles puede romper el vínculo. Pero no se desanime, es posible vencerlo. Los psicólogos explican cómo:

F omente la comunicación: Es el mecanismo a través del cual la pareja expresa sus sentimientos y transmite información relevante al otro. Es la mejor forma de resolver los problemas. La comunicación tiene que ser asertiva, que cada uno sea capaz de defender sus derechos y necesidades respetando los del otro. Esto no significa conseguir siempre lo que se desea.

No olvide fechas: Cuide los cumpleaños, los aniversarios... aunque sea de manera forzada obliga a salir de la rutina y a pensar ese día en el otro.

No abandone el afecto: Cuide la afectividad, aunque al principio sea una obligación. Hay que luchar contra la idea de que no apetece expresar un gesto espontáneo que pueda agradar al otro. Un beso al levantarse o despedirse, cogerse de la mano, acercarnos al otro en el sofá.... aunque no salga de forma natural se debe hacer. Le sorprenderá la facilidad con la que es posible recuperar el afecto, porque esos sencillos gestos los recibe la pareja de forma agradable y los responde.

Las expresiones de afecto, el cuidado a la pareja, el apoyo en los momentos de necesidad... influyen en la relación. Es importante hacer con el otro lo que nos gustaría que hicieran con nosotros. Por eso, hay que tener en cuenta que una persona que se instaure en la rutina no tiene por qué arrastrar a los demás.

Busque espacios: Reserve espacios exclusivos para la pareja. A pesar de las obligaciones laborales, del cuidado de los hijos... Hay que buscar momentos para los dos. Cuando llega la edad de jubilación puede ocurrir lo contrario, porque los miembros de la pareja tienen demasiado tiempo para estar juntos. Por eso cada uno tiene que buscar momentos para sí mismo. Eso enriquecerá la relación.

Cuide la simbología: Cultive la simbología de la pareja. Un restaurante, una canción, una ciudad... encierran muchos significados y emociones para los dos. Retomar esos símbolos en tiempos de crisis ayuda mucho.

Quiérase: Trate de impactar al otro de forma positiva, como si todavía se prolongase el noviazgo.

Realice actividades en común: Practique y comparta nuevas actividades, ya que genera nuevas iniciativas y motivaciones comunes.

Olvide las críticas: Elimine los prejuicios generados a lo largo del tiempo sobre cada miembro de la pareja. No se debe recordar al otro problemas que han ocurrido hace treinta años.

Con información de Mercedes Moreno, psicóloga especilizada en pareja, y María Frenzi Rabito, psicóloga e investigadora del Centro Psihealth.

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