Un Yahvé de tomo y lomo
La Biblioteca Nacional de España inaugura mañana la exposición «Biblias de Sefarad», plagada de tesoros
MANUEL DE LA FUENTE
Quizá nunca nos hayamos parado a pensarlo, cristianos viejos que se supone que todos somos. Pero a menudo, los recovecos y vericuetos de la historia son tan inescrutables como desconocidos. Y quién nos dice que por nuestras cristianísimas venas no corren unos cuantos ... glóbulos rojos con la cabeza tocada con la tradicional kipá y una Biblia entre las manos.
Quinientos años después de la expulsión de los judíos de España, la vieja y querida Sefarad para ellos, nadie puede saber a ciencia cierta, total y absolutamente, que en sus venas no hay ni un gramo, ni un milímetro cúbico de sangre hebrea. Estuvieron junto a nosotros durante siglos, compraron y vendieron en los mismos mercados y muchos de los objetos que nuestros antepasados usaban habían sido construidos en sus talleres , en sus ebanisterías, en sus orfebrerías. Muchas de nuestras ciudades aún conservan su recóndito barrio judío, y quién no se ha creído al pasear por Toledo que iba camino de la sinagoga.
Ese pasado más o menos común es el que rastrea una exposición en la Biblioteca Nacional de España: «Biblias de Sefarad: las vidas cruzadas del texto y sus lectores», que parte de la historia de la Biblia hebrea en España como columna y cimientos de la vida cultural y religiosa de los judíos en la España medieva.
Organizada por la BNE, y el Centro de Ciencias Humanas y Sociales, muestra los distintos modos en que la Biblia «hebrea era leída, interpretada y representada en la Edad Media», según sus responsables.
Ocho secciones
La muestra está dividida en ocho secciones: La Biblia; Aprendizaje; Liturgia; Exégesis bíblica; Razón y revelación; Espacios de lectura y tipos de lectores; y Coleccionismo en España.
Javier del Barco, investigador del CSIC y experto en cultura semítica y filología hebrea, es el comisario de la exposición, y resume sus objetivos: «Nuestra intención es dar a conocer una parte de la historia cultural de España que fue fundamental en la Edad Media y que forma parte de nuestra herencia histórica y cultural» .
Una serie de Antena 3, «Toledo», ha puesto sobre la mesa de nuestros salones la tan traída y llevada «España de las 3 culturas». Del Barco hace su descripción al natural: «La integración en la Edad Media era un concepto muy distinto a lo que nosotros entendemos. Las comunidades religiosas estaban muy diferenciadas, aunque no por medio de fronteras infranqueables. A nivel individual, esas fronteras eran mucho más permeables y, en determinados casos, la interacción entre personas de distintas religiones era más que posible, por no hablar de los conversos y otros colectivos en los que las identidades eran mucho más complejas que la mera etiqueta de una u otra religión».
El comisario también explica que no podía entenderse la vida de un judío medieval sin la Biblia, «ya que ocupaba un espacio que iba más allá de lo individual y que tenía un sentido distinto según los diferentes ámbitos en que se usaba el texto bíblico».
Muchas de estas biblias sufrieron el mismo exilio que sus dueños tras ser expulsados de España, otras fueron a parar a manos de la Inquisición, a nobles, coleccionistas. Y Javier del Barco nos detalla los tres tipos de biblias más frecuentes, más allá de las distintas clases sociales: «Biblias de estudio, litúrgicas y producidas como objetos suntuarios, de lujo. Por lo general, el comitente era alguien que quería una Biblia para alguna finalidad de las señaladas».
Una historia tan apasionante como desconocida de un tiempo en el que de una manera o de otra, todo era Palabra de Dios.
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