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Franco y el nacimiento de las centrales nucleares en España

La idea surgió en 1948 para solucionar los problemás energéticos que padecía España, cuando aún este tipo de energía estaba asociada a la devastación de Hiroshima y Nagashaki

Franco y el nacimiento de las centrales nucleares en España ABC

ISRAEL VIANA

Mayo de 1957. «El Gobierno español acometerá sin vacilaciones, y en un porvenir muy próximo, el establecimiento de centrales nucleares», dijo el ministro de Industria de Franco, Joaquín Planell, durante las primeras «Jornadas nucleares» celebradas en España . Aquella declaración, que no era sino el anuncio de una idea que se venía fraguando en el régimen franquista desde una década antes , tenía como objetivo solucionar los problemas energéticos que padecía España , «complementando paulatinamente la producción de (las centrales) hidráulicas y térmicas de tipo convencional».

En 1948, Navascués presentó un informe al CSIC para que se investigara la energía nuclear

La idea partió concretamente del científico José María Otero de Navascués , que en 1948 presentó un informe al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) aconsejando que se iniciaran las investigaciones sobre la energía nuclear. Como consecuencia de ello, se creó ese año en España una Comisión de Estudios . Franco y su Gobierno, más allá de su uso militar, tuvieron «la previsión de comprender el enorme potencial del empleo pacífico de la energía nuclear y lo que esto podía representar en la resolución de los problemas energéticos de nuestro país», como recordaría años más tarde el propio Navascués en el diario «Arriba» .

Se había plantado la primera semilla para la construcción de centrales nucleares en España, que comenzaría en 1965 con la de Zorita (en servicio desde 1968) y continuaría después con otras nueve, de las cuales, actualmente, solo funcionan siete: Garoña (en servicio desde 1971), Almaraz I (1981), Ascó I (1983), Almaraz II (1983), Cofrentes (1984), Ascó II (1985), Valdellós (1987) y Trillo (1988). Las mismas cuya seguridad está siendo puesta en duda hoy a raíz de la fuga radiactiva de Fukushima , tras el terremoto y posterior tsunami que azotó Japón la semana pasada : «El debate siempre está vigente en el caso de la utilización de la energía nuclear y ahora es más necesario», declaró la actual ministra de Economía, Elena Salgado .

Energía nuclear: entre la guerra y la paz

Hasta llegar aquí, el camino no fue fácil. Durante muchos años, la energía nuclear estuvo asociada a la destrucción de Hiroshima y Nagasaki y a los programas armamentísticos de las principales potencias. Aquel fue su pecado original y su maldición. Aún así –o quizás movido por este trasfondo militar–, Franco creaba en 1951 la Junta de Energía Nuclear (JEN) , encargada de investigar y asesorar al Gobierno en todo lo relacionado con la energía nuclear, además de ser responsable de la seguridad, la protección radiológica y la formación del personal que trabajaría en este campo.

El año clave es 1953, cuando Eisenhower pronunció su discurso «Átomos para la paz»

Pero, sin duda, la fecha clave en este proceso fue el 8 de diciembre de 1953: el día en el que Eisenhower pronunciaba su ya histórico discurso «Átomos para la paz» , crucial en el nuevo enfoque internacional sobre los usos pacíficos de la energía atómica, para, como dijo el presidente de Estados Unidos, «ayudar a solucionar el espantoso dilema atómico, a dedicarse en cuerpo y alma a encontrar el camino por el cual la milagrosa inventiva humana no sea dedicada a su muerte, si no consagrada a su vida». Y poco después desclasificaba gran parte de la información científica y tecnología que, hasta entonces, había sido solo de uso militar, firmando además, en 1955, un acuerdo de cooperación nuclear con España, en virtud del cual el Gobierno de Franco recibiría su primer reactor , que formaría parte de la central de Zorita, así como uranio enriquecido imprescindible para el funcionamiento de la planta.

España no iba a perder el tiempo en algo que se había convertido ya en una posibilidad real e inmediata y, en 1958, se conseguía desintegrar por primera vez un átomo . «Y todo a pocos metros de la Puerta del Sol: en el reactor atómico experimental de la Moncloa», contaba el diario «Informaciones» , que calificó este fenómeno como «la culminación de la estrecha colaboración existente entre la Junta de Energía Nuclear y la General Electric Company , y el programa “Átomos para la paz”».

Zorita, la primera central

España inauguró su primera central nuclear en plena época del desarrollismo franquista. La central de José Cabrera, ubicada en Zorita (Guadalajara) comenzó a funcionar en 1968, 14 años más tarde de que lo hiciera la primera central del planeta, en Obnisnks (Rusia): «Aquí está la mayor bomba de circulación, en el mundo, de todas las centrales nucleares hoy en funcionamiento», «una central en plenas condiciones de eficiencia y seguridad», donde «los técnicos y empleados viven con sus familiares, en un confortable poblado y una hermosa residencia, a pocos centenares de metros», contaba ABC el día de la inauguración , en la que el ministro de Industria, Gregorio López Bravo, junto al Caudillo, informaba del avanzado estado de construcción de otras dos centrales, la de Santa María de la Garoña (Burgos) y la de Valedllós (Tarragona).

En 1975, España ya era en la séptima potencia nuclear del mundo

Franco pronto tuvo que intercalar la inauguración de centrales eléctricas con las de presas y centrales térmicas, con el objetivo de solventar la cada vez más creciente demanda de electricidad en el país. En 1975, España ya era en la séptima potencia nuclear del mundo, solo por detrás de Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania Federal, Unión Soviética y Francia , al mismo tiempo que comenzaban las primeras protestas de movimientos antinucleares, que aludían, por ejemplo, que era muy peligrosa, muy cara y muy contaminante.

Las mismas protestas que se encendieron tras la catástrofe de Chernóbil , en 1986, después del accidente en la central de Vandellós I, en octubre de 1989 , o estos días tras la explosión y las fugas en la central de Fukushima, en Japón . «¿Son las centrales nucleares un peligro, como se afirma a veces?, o bien, ¿es un estado de psicosis colectiva por falta de una información adecuada?», se preguntaba el diario «Informaciones», el 20 de junio de 1975. Tras el accidente de Fukushima, quizá, se contesten a estas preguntas .

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