La selección de Valero Rivera necesita recomponerse. Y no en cuanto a su juego, que sobre las pistas suecas ha dejado patente que está entre las mejores del mundo. España necesita una gran dosis de terapia psicológica para encarar el último partido de este mundial y obtener el premio del bronce, una medalla que siempre sabe a consuelo merecido.
Y es que la selección española ha atravesado un sinfín de situaciones anímicas desde que comenzara el festival del balonmano en Suecia. Llegó a tierras nórdicas con la ilusión, más bien lejana, de luchar hasta el último momento por entrar en semifinales y con el sueño, casi imposible, de colarse en la lucha por las medallas. Tras los primeros partidos, las dudas no hacían presagiar que se cumplieran las expectativas, pero llegó el partido ante la multicampeona Francia y la selección se transformó.
Enrabietados, los jugadores de Valero Rivera dieron un golpe sobre la pista sueca para dejar bien claro que ellos también podían ser campeones, que podían jugar mejor, que sabían jugar mejor y que estaban dispuestos a llegar más lejos. Los tres partidos siguientes fueron sencillamente espectaculares. Noruega, Islandia y Hungría se rindieron como castillos de naipes ante el juego español. La quimera de las semifinales estaba al alcance de la mano y encima, por lo visto sobre el parqué, como una de las favoritas.
Pero el partido ante Dinamarca, hasta ahora la mejor selección del Mundial, ha supuesto un duro varapalo para los hombres de Valero Rivera. Su proyección ascendente se ha visto cortada de raíz, en parte por la innegable calidad de los daneses, y en parte también por las extrañas y discutidas decisiones de los colegiados.
Es precisamente en este punto donde la selección española debe hacer especial hincapié. Valero Rivera se olvidó de que aún queda un partido por disputar con medalla en juego y ya cuestionó el arbitraje del partido de este domingo e incluso lo proyectó hacia el Mundial de España 2013. En este sentido, los jugadores fueron mucho más comedidos y conscientes de que aún les queda un cartucho en la recámara para regresar a España con una medalla en el cuello.
Iker Romero se olvidó de los colegiados, alabó el juego danés y recordó cómo en Pekín 2008 la selección se recuperó de la derrota ante Islandia para luego ganar el bronce a Croacia. Algo similar salió de boca de Aguinagalde o Canellas. Todos ellos quieren pensar por encima de cualquier otra consideración que a Suecia se le puede ganar. De lo contrario ya podrían hacer las maletas y volverse a casa sin jugar.
Suecia, dura y en casa
La selección sueca es la favorita en la lucha por el bronce. Los escandinavos han tenido el Mundial de cara por el hecho de jugar en casa y lo han sabido aprovechar hasta que la supercampeona Francia le ha parado los pies de manera inapelable. El equipo que dirigen a la par Olsson y Lindgren cuenta con dos jugadores que militan en la liga sueca, Petersen (Silkeborg) y la joven estrella Ekdhal (Lugi). El resto de componentes del equipo militan en Alemania (siete jugadores), Dinamarca (4) y la Liga Asobal (Jernemyr y Sjostrans en el Barcelona y Kallman en el Ciudad Real).
Conjuga la veteranía de hombres que superan los 30 años como Gustaffsson, Jernemyr, Aarhenius o Doder con la juventud y calidad de las nuevas estrellas suecas como Óscar Carlen y Ekdhal.
El juego de Suecia se basa principalmente en la eficacia de los lanzamientos de estos dos jóvenes jugadores. De su acierto dependerá el devenir del partido. Y para acompañarles, la habilidad de los centrales Larholm y Doder (ambos pasaron por la liga Asobal), dos hombres con una gran visión de juego y a la vez con una gran calidad y variedad de lanzamiento. Como pivote ofensivo cuentan con el veterano Arrhenius, hasta hace un par de meses en el CAI Aragón.
Como todos los equipos nórdicos, cuentan con unos efectivos y rapidísimos extremos (Kallman, Lennartson o Petersen) que aprovechan los robos de balón de la defensa para montar los contragolpes.
Precisamente su defensa es una de las señas de identidad de la selección sueca. Sus torres y la dureza de sus especialistas defensivos como Jernemyr o Karlsson son una auténtica muralla que se emplea siempre al límite del reglamento. La portería, con Sjostrand (Barcelona) y Matthias Andersson, a priori, no están al nivel del muro danés Landin. En la selección española solo Juanín, con molestias en un gemelo, es duda. El resto de los hombres buscará el consuelo del bronce.
