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Zapatero se va a Bruselas

EL año empieza con dos buenas noticias. Zapatero asume la presidencia europea «decidido a impulsar la salida de la crisis» y el PSOE abandona el color rojo por el azul, mucho más europeo. Lo malo es que ninguna de las dos son del todo ciertas.

El azulado es publicidad televisiva, la presidencia, espejismo político. El verdadero presidente es el belga Herman Van Rompuy, nombrado al frente del Consejo Europeo, con la británica Catherine Asthon, como Alta Representante en política exterior. Zapatero es sólo el presidente de turno, cargo rotativo y provisional. Pero es que ni siquiera lo ejercerá en solitario. Debe compartirlo con sus dos sucesores, los jefes de gobierno de Bélgica y Hungría, a fin de coordinar sus políticas. Y por si ello fuera poco, todos sabemos que la política europea es cosa de dos, Francia y Alemania, con los ingleses a su aire y el resto a obedecer órdenes, que para eso reciben dinero. Incluso los italianos, siempre tan individualistas e imaginativos, no osan interpretar el papel de «prima donna» por saber que harían el ridículo. Algo que nunca ha asustado a nuestro presidente. Un buen ejemplo es que «va a impulsar la salida de la crisis». Si no ha sacado a España de la crisis, ya me dirán ustedes cómo va a sacar a Europa. Menos mal que hay allí mecanismos más estrictos que los nuestros, pues a la que se descuiden, se carga la Comunidad. Con que sonría, abra los brazos y afirme con la cabeza, como suele hacer por esos mundos, basta. Y para España, cuanto más tiempo esté fuera, mejor.

Ha debido costarle bastante hacerlo, dada su alergia al exterior, que le llevó a renunciar a una visita programada a Polonia «por estar cansado». Pero algún sacrificio tiene que hacer por nosotros. Y por él. La política exterior es el clavo ardiendo que le queda, tras fallarle cuanto ha hecho hasta ahora: la negociación con ETA, los nuevos estatutos de autonomía, lograr el pleno empleo -una de sus promesas electorales-, por no hablar ya de una crisis económica que empezó negando y ha manejado de forma tan desastrosa que nos ha precipitado al último lugar en todas las listas de recuperación, con algunos países del Este de Europa incluso superándonos. Pero con la visita de Obama, la presidencia europea y los parches que vayan poniendo Salgado y Sebastíán, planea resistir el primer semestre. ¿Luego? Luego, tras haber salvado Europa, espera que Europa nos salve a nosotros.

Hace justo un siglo, Ortega y Gasset decía en una conferencia pronunciada en la sociedad bilbaína El Sitio «España es el problema. Europa, la solución». Ese megalómano político, resentido histórico y mentiroso compulsivo que nos gobierna se atreve a decir hoy: Europa es el problema. Yo, la solución.

El primer chiste del año. Aprovéchenlo para reírse. Puede ser también el último.

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