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Un pacto de caballeros

UN trato es un trato. Si un Gobierno respetable llega a un acuerdo con unos señores piratas está obligado a cumplir su palabra por un imperativo moral de caballerosidad y buena crianza. ¿O se puede permitir que los piratas sean más leales a un pacto ... que un Estado democrático? Porque al fin y al cabo los asaltantes del «Alakrana» han actuado con una fiabilidad absoluta, dejando aparte el detalle inicial del secuestro con violencia, que tampoco lo iban a pedir por favor; pero en cuanto trincaron la pasta soltaron a los rehenes, dejaron el barco y se largaron sin un mal gesto. Habría sido una bellaquería dispararles a dar o detenerlos; a unos tipos que se comportan con esa nobleza no se les puede despedir encima a tiros. Ahora le toca a España acabar de cumplir su parte con los dos prendas que andan por Madrid haciéndose radiografías; si no se les encuentra una salida digna, un retorno honorable, vamos a quedar como auténticos rufianes.

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