Suscribete a
ABC Premium

Lang, al otro lado del espejo

Ningún otro cineasta -ni probablemente, artista- sabría combinar como lo hace Tim Burton dos elementos tan ajenos e incompatibles como la ternura y lo tétrico, la negrura y lo delicado. Su cine es una ventana abierta a un mundo sin tiempo, tan infantil como añoso ... y lejano: el presente no le interesa a Burton y, por lo tanto, su cine no le presta la menor atención. Lo que le interesa a este hombre de aspecto lúgubre y de melena y poesía negras y disparatadas es el «sentimiento frankenstein», ése que une al creador y la criatura, al padre y su hijo (o resultado), y lo busca de un modo poético y obsesivo, entre líneas retorcidas y formas ingenuas.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia