Un gran servicio a la Historia de España
Participo con mucho gusto, y es un honor para mí en este acto de presentación de la Hemeroteca digitalizada de ABC. Como director de la Real Academia de la Historia tengo que decirles que ya estamos obteniendo en la Academia mucho rendimiento de esa Hemeroteca ... digitalizada de ABC.
En el Diccionario Biográfico Español, que felizmente hemos terminado y que ya hemos entregado a la imprenta (faltan los tomos finales pero estará la publicación completa dentro de la primera mitad del año 2011, son 50 tomos de 800 páginas) hemos confirmado muchas fechas mediante la consulta de las esquelas de ABC y de las necrológicas de ABC. Y hemos completado el Diccionario con 40.000 biografías.
El Diccionario contiene 500.000 entradas biográficas, que iremos enriqueciendo y la Hemeroteca digitalizada de ABC nos proporcionará importantísima información sobre finales del siglo XIX, todo el siglo XX y lo que llevamos de XXI.
Yo, aparte de este agradecimiento como director científico del Diccionario Biográfico, tengo que señalar que los académicos estamos todos muy satisfechos de tener acceso a esta Hemeroteca digitalizada de ABC, por ahora gratuitamente —también entraremos en ella cuando sea de pago—, porque lo que prima en nosotros es obtener información seria y constrastada.
Y en general todos los historiadores estamos hoy de enhorabuena por este portento de ABC, con veinte millones de artículos, cinco millones de páginas puestas a disposición de todas las múltiples maneras que la entrada en internet permitir de esta Hemeroteca digitalizada.
Y yo quiero hablarles también, y me van a tener que perdonar, del orgullo de ser uno de los lectores más antiguos vivos en la España de ABC. No voy a decir de los más viejos, pero sí de los más antiguos por una circunstancia familiar especial. Mi padre, en el año 39, tuvo un desprendimiento de retina que le impedía leer. Y nos tenía a los seis hijos como lectores. Pero a mí, por razones que ignoro, me eligió como su lector preferido. Desde entonces, entre cinco de la tarde y nueve de la noche, yo le leía el ABC. Y tengo una información en la memoria completa en el acontecer de los años 40 en adelante, sobre todo de la Segunda Guerra Mundial. La entrada de los alemanes en París, los rusos ocupando las repúblicas bálticas, antes la Guerra de Finlandia, los avances y retrocesos de la guerra en África, en Asia, en todo el mundo... De tal manera que cuando ingresé en Bachillerato me pidieron que señalara en el mapa el Mar Báltico y lo hice sin duda alguna, casi sin mirar el mapa. Y los estrechos del Báltico. Con lo cual el profesor, animado por ese conocimiento, me llegó a pedir que señalara en el mapa la República de San Marino. Y la señalé sin dudarlo ni un segundo, lo cual me valió entrar en el Bachillerato con Matrícula de Honor.
Y narro otra anécdota (aquí está el señor ministro de Educación, al que le tiene que preocupar este asunto) de un catedrático de Universidad cuya hija hizo la licenciatura en Derecho brillantísimamente y decidió al final de su licenciatura hacer el viaje de estudios ella sola en coche con su novio. Y le dice al padre que van a ir «por el sur de Francia, pero Elenita está en Estocolmo: ¿Eso pilla de camino?».
Esa anécdota es de hace unos quince años. Pues bien, he entrado en ABC para conmemorar esos recuerdos infantiles que tenía de la entrada de los alemanes en Versalles, la llegada a París de los ejércitos derrotados franceses harapientos, las gentes que se quedaron en París, las tropas rusas ocupando Lituania, Italia en la guerra ocupando localidades de los Alpes...
Mi recuerdo de aquella época y de ABC es fidelídisimo. De todas maneras, y aunque las victorias de los nazis y los fascistas pudieran provocar simpatías, en mi caso concreto y en el de mis hermanos no fue así: nunca, jamás, simpatizamos con esos triunfos porque leíamos ABC. No sé de qué manera ABC lograba que esas páginas informando de la entrada de los alemanes estuvieran impregnadas de una inmensa tristeza en el periódico. Nosotros éramos aliadófilos. El ABC, en la objetividad posible en esos años, logró transmitir esas ideas de libertad y de liberalismo que siempre han caracterizado al periódico desde sus primeros tiempos, desde su fundación por Torcuato Luca de Tena.
Y esa lectura de ABC, la información que proporciona objetiva, de hechos concretos, se enriquece con el acontecer que sólo los periódicos pueden impregnar.
ABC presta un gran servicio a la investigación de la Historia Contemporánea de España y eso es motivo de agradecidimiento y transmito el sentir de la Real Academia de la Historia a quienes han promovido que se digitalice su fondo, y el gran servicio que prestan a la investigación histórica, al conocimiento del pasado en España. De manera que ese conocimiento sea vertebrador y no lo que en los últimos años hay de desvertebración en España.
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