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Auschwitz es ahora

«Los asesinos de Auschwitz cercenaron a los judíos de la humanidad y les negaron el derecho a existir»: tal vez sea Emil Ludwig Fackenheim quien mejor haya formulado la dimensión teológica del exterminio nazi contra el pueblo judío. No es lo más aterrador la ... cifra de los seis millones. Lo es la precisión con la que, antes de ser gaseado, cada uno de ellos debía ser desprovisto individualmente de hasta su último atributo de hombre. De modo que lo aniquilado no fuera una fracción -ni siquiera una fracción criminal u odiosa- de la especie humana. Sino un virus, al cual se fumigaba preventivamente. Así, la logística de la muerte en los Campos era tan moralmente trivial cuanto la desratización en las cloacas. El Ziklon-B fue puesto en el mercado como la última palabra en raticidas. Nada más funcional que usar como laboratorio de su eficacia a los especímenes hacinados en Auschwitz, Dachau, Treblinka...

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