Suscribete a
ABC Premium

Pintando dianas

EL telediario del mediodía de ayer comenzó con una buena nueva por la que clamaban millones de españoles. Se dice que de un tiempo a esta parte, gran parte de nuestra sociedad, aburrida ante la escasez de incidencias en nuestras vidas, no pensaban en otra ... cosa. El anuncio fue todo lo solemne que requería la relevancia de esta noticia. Dos ministras vestidas de boda aparecieron en conferencia de prensa conjunta para anunciarnos que una de nuestras principales cuitas ha sido solucionada por el Gobierno de España. La «píldora del día después», que para millones de españoles no es sino otro tipo de aborto -desde luego más fino que el de la trituradora- estará disponible en las farmacias sin receta y sin listón alguno de edad. Una de nuestras ministras vestida de ceremonia advirtió, eso sí, que no quiere que se considere la píldora abortiva como un «método anticonceptivo». Piadosa reflexión la de la ministra cuando lo que estamos viendo en nuestro país es la deriva hacia la consideración de método anticonceptivo del propio aborto quirúrgico. Como en Rusia, donde no es infrecuente que mujeres de dieciocho años hayan abortado tres o cuatro o cinco veces. No parece ser la mejor forma de fomentar los anticonceptivos reales. Pero eso debe de dar igual porque, según la propaganda del Gobierno de España y sus aledaños, quien debe realmente hacer campaña a favor de los preservativos es el Papa de Roma. Y como resulta que Benedicto XVI no parece mostrar suficiente celo en tal empeño, el Congreso de los Diputados aprueba en comisión una iniciativa para regañar al Pontífice. El Papa a la picota por no querer ser como Zerolo.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia