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Carme Chacón, «sex-bomb»

CARME Chacón («¡Capitán, mande firmes!») quizá no sea un arquetipo del espíritu castrense. No resulta improbable que todavía se haga un lío entre las alcayatas y las bayonetas. Y hasta es posible que, si la coges por sorpresa, confunda Waterloo con un «spa» de cinco ... estrellas. Sin embargo, ha conseguido colarse en el G-100 merced a sus muchas prendas cuando Elena Salgado, por poner un ejemplo, ya no sabe qué hacer para que le concedan una silla -o un taburete al menos- en las reuniones del G-20. Sin contar, además, con que el G-100 (una clasificación que integran las mujeres más «sexys» del planeta) tiene un punto epicúreo, reivindicativo, igualitario y postmoderno. O sea, el Punto-G, ése que tantos buscan y tan pocos encuentran. Así que la ministra de Defensa, a la que algunos consideran una mosquita muerta, no sólo ha levantado la moral fané y descangayada de nuestros Ejércitos, sino que ha mantenido el tipo haciendo gala de la firmeza legendaria de los antiguos Tercios. Para que luego digan que salimos de naja a fin de no enfrentarnos a un combate cuerpo a cuerpo. ¿De naja? Será de maja. Vestida, por supuesto.

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