¿En qué se diferencian las series españolas y las estadounidenses?

En España, la calidad de nuestras series sigue mejorando, pero todavía parece lejos de las fabricadas por la industria norteamericana. «En las españolas busco la gracia expresiva de algunos actores», explica Hughes , crítico de televisión de ABC. «En las norteamericanas, en cambio, se percibe un intento de penetración en la realidad sociopolítica . Unas explican el poder judicial, otras el político... Aquí apenas alguna hace ese esfuerzo por explicar cosas», comenta. «Además, en España casi todas están ambientadas en una misma ciudad (que podría ser Madrid). Y tampoco me gusta cómo abordamos el tema de la violencia , que se trata con mucho pudor», añade.

Desde dentro de la industria, Miguel Alcantud, director de series como «El Internado» y, actualmente, «Águila Roja» , explica que en Estados Unidos tienen «más oficio y mejor presupuesto». Algo sobre lo que coincide Natxo López, guionista de espacios como «Siete vidas» o «Gran Reserva»: «Ellos llevan 70 años de televisión comercial , nosotros apenas 20. De hecho, nuestra industria todavía se está forjando y vamos descubriendo cómo trabajar poco a poco».

Público generalista y demasiada duración

Pero no sólo ese es el problema: «Aquí todo tiene que ser como unos grandes almacenes porque no hay público específico», explica Hughes. «La mayoría de la audiencia ve canales en abierto», matiza sobre esta cuestión Alcantud. Ambos se refieren a que las cadenas buscan proyectos para toda la familia, con el fin de atrapar al mayor número de telespectadores. «Escribimos para el público general, del niño al abuelo », sentencia López. Un factor que hace que las cadenas arriesguen poco: «En España sería impensable la historia de una policía bipolar que se enamora de un terrorista musulmán», cuenta Alcantud, en referencia al éxito de «Homeland».

Otro de los hechos que más afectan a las series españolas, a juicio de los profesionales que trabajan en ellas, es la excesiva duración de los capítulos. «Los programadores quieren productos largos porque en España tenemos un 'prime time' (horario de máxima audiencia dedicado a la programación familiar) muy extenso. La comedia, por ejemplo, exige mucho a la hora de escribir y abordar 70 minutos por capítulo resulta complicado », explica López. Sobre las soluciones, este guionista afirma que es «una lucha perdida». A pesar de que Alcantud va en sintonía: «Deberíamos crear formatos más cortos y con más ritmo, en lugar de tener que estar sometidos a inventar tantas tramas para estirar los episodios ».

La televisión de los ochenta: ¿un ejemplo?

El actor José Luis Gil , que saltó a la fama con el papel de «Señor Cuesta» en la exitosa «Aquí no hay quien viva» , estima que existe un número «muy bajo de producciones» y que además se ha aprendido a «tapar las carencias sobre la marcha». También cree que, a pesar de que ahora los presupuestos se han reducido notablemente, en años de bonanza se apostó por producciones poco cuidadas que «menospreciaban un poco al público».

Explica que otro hecho decisivo fue «la crisis que atravesó el cine norteamericano» , que «volcó el dinero que iba a las películas en la televisión», y que además provocó que muchos grandes actores «empezaran a trabajar en la pequeña pantalla». Pero la crisis del cine español no parece resultarle muy esperanzadora para que las cosas deriven en lo mismo: «No sé si eso ocurrirá aquí; creo que nuestra industria nunca se llegará a parecer a la suya ».

Los remedios no parecen fáciles. Alcantud explica que la falta de presupuesto hace que lo que fabrican «no se pueda mimar de la misma manera» por «falta de tiempo» . Para Natxo López sería oportuno «un sistema de trabajo más organizado» porque si no se juntan «demasiadas voces», así como una «búsqueda de historias más abierta» por parte de las cadenas. Aunque quizá para construir buenas series el faro no deba ser Estados Unidos y se deba mirar atrás, tal y como explica Hughes: « La televisión de los ochenta en España debería ser un ejemplo porque el archivo histórico de TVE guarda cosas geniales». Sea como sea, en Hollywood o en Madrid, el poder está en el mando a distancia y, por tanto, en el espectador.