Casa Aurelio: 60 años a los fogones
Con más de medio siglo a sus espaldas, es la casa de comidas más antigua de Toledo, pero aún le queda recorrido
Con más de medio siglo a sus espaldas, Casa Aurelio, la casa de comidas más antigua de la ciudad de Toledo, ha cumplido en 2013 sesenta años. Aunque parece mucho tiempo, aún le queda mucho recorrido.
Todo comenzó en 1953, con un pequeño local en la calle Sinagoga, aunque luego abrió otros negocios en la calle de Santo Tomé, Plaza del Ayuntamiento, un salón de eventos y una bodega. En él han disfrutado numerosas personalidades conocidas en todo el mundo, pero sobre todo, y lo más importante, clientes anónimos y fieles a una cocina caracterizada por su buen hacer.
«Cumplir 60 años supone toda una vida de trabajo y de ilusiones a lo largo de tres generaciones», reconoce su actual responsable, José Antonio Montero. La primera época se inició con su abuelo, al que le caracterizaba la seriedad y la templanza, y luego con su padre e impulsor del negocio, Aurelio Montero, a quien su hijo destaca por su sinceridad y honradez, principales señas de identidad del restaurante. Muestra de ello es que el equipo de trabajadores ha sido el mismo a lo largo de los años.
Ambos, mano a mano, pusieron en marcha este negocio en 1953. Es un buen ejemplo de los ricos platos que se pueden elaborar con los productos y materias primas que ofrece nuestra tierra, un restaurante que ha sabido mantener todos los valores y sabores de la cocina tradicional con un toque propio que se ha sabido a adaptar a los tiempos actuales. La tercera y actual generación es la que representa José Antonio Montero, quien, tal y como subraya, «con mucho esfuerzo, trabajo, ilusión y ganas de agradar a la gente, busca que Casa Aurelio siga siendo fiel a su tradición, a su gastronomía y a sus clientes, para seguir siendo parte de Toledo y del corazón de los toledanos».
Según cuenta José Antonio, las cosas han cambiado mucho a lo largo de estos años, tanto en cuanto al espacio físico del establecimiento como a la cocina en sí. El local que hoy ocupa Casa Aurelio en la calle Sinagoga era un antiguo almacén de aceite y vino, con la almazara incrustada en las paredes de la casa, pero poco a poco se fue transformando en un pequeño bar y restaurante, que es el estandarte de esta familia y de la ciudad.
De hecho, el actual responsable del negocio recuerda cómo, tal y como le contaban sus abuelos y su padre, en los primeros años Casa Aurelio se puso de moda entre los cadetes de la Academia de Infantería, que acudían al local a tomar algo al bar. Esa fama hizo que el restaurante comenzara a elaborar platos de todo tipo y se convirtiera en una referencia culinaria en Toledo.
No obstante, José Antonio Montero dice que es una «gran responsabilidad» representar a la casa de comidas más antigua de Toledo, ya que «cada vez hay más competencia, se hacen las cosas mejor y el cliente busca otras cosas». De este modo, señala que el mercado gastronómico y la demanda están cambiando a algo más económico, como son las tapas. Por eso, Casa Aurelio se ha adaptado a los tiempos y el local junto al Ayuntamiento tiene una carta de raciones y tapas.
Uno de los platos con más solera que sale de los fogones de Casa Aurelio es la famosa perdiz a la toledana, del cual se han llegado a vender entre 40.000 y 45.000 perdices en un solo año. Pero en su carta también se encuentran otras especialidades gastronómicas, tanto de Castilla-La Mancha como del resto del territorio nacional, tales como el ciervo, las verduras de la Vega del Tajo, los asados, el lomo de buey al ladrillo o los pescados.
Una muestra inequívoca del buen hacer de Casa Aurelio es que ha visto reconocida su trayectoria con varios premios. Además, el establecimiento está recomendado como uno de los mejores en la ciudad de Toledo, como se recoge en todas las guías turísticas. Sus servicios han sido solicitados por algunas de las más reconocidas instituciones de España, como es la Casa Real. José Antonio Montero cuenta una anécdota con el Rey Juan Carlos I: «A la espera de los invitados a un banquete estuvo conversando durante una hora con uno de los camareros».
Muchos famosos a su mesa
Asimismo, a su mesa se han sentado cantantes nacionales como Miguel Ríos, Ana Belén, Joaquín Sabina o Estopa; gente del mundo del cine como Steven Spielberg, Morgan Freeman, Ray Liotta, Elsa Pataki o Juan Echanove; periodistas y escritores famosos como Arturo Pérez-Reverte y muchos embajadores, jefes de Estado y políticos, como la familia de Mariano Rajoy, que hace poco estuvo comiendo en el local.
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