¿Existe realmente la moda unisex?
Cada vez son más las firmas que entienden que las prendas y los complementos no necesitan ser etiquetados bajo ningún género para captar nuestra atención
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La falta de diversidad ha sido una de las grandes críticas que ha recibido la industria de la moda a lo largo de los años. En las tallas, donde se ha puesto siempre el foco en ciertos cánones de belleza, y también en la clara ... distinción que siempre se ha hecho entre las colecciones masculinas y las femeninas. Por suerte, según ha ido avanzando la sociedad, también lo han ido haciendo las distintas marcas. Aún queda mucho camino por recorrer pero, del mismo modo que cada vez es más habitual encontrar accesorios como bolsos en las secciones para hombre, proliferan también las prendas que otrora estarían consideradas exclusivamente para mujer.
A esta tendencia ha contribuido la aparición de continuos referentes que no han tenido ningún reparo en ir derribando barreras como Harry Styles, a quien hemos visto con camisas de grandes lazadas, monos de lentejuelas o trajes rosas ajustados a la cintura; Billy Porter, uno de los que mejor luce las faldas sobre las alfombras rojas; o Thimotée Chalamet, quien también se ha significado llevando escotes tradicionalmente afeminados. El atrevimiento de estos rostros conocidos ha hecho que el sector continúe avanzando mucho en este sentido y que el número de firmas que directamente prescinden de etiquetas aumente de forma considerable. Es el caso de Saye, una marca española que, además de mantener una responsabilidad ambiental y priorizar prácticas éticas en su negocio, ofrece zapatillas pensadas para ambos géneros. «¿Cuántas veces me he enamorado yo de unas bambas de otras marcas que sólo tenían tallas de hombre? muchas! Y no puede ser», cuenta a Summum su cofundadora y directora Lizzie Sabin, sobre por qué emprendieron con esta idea. «La moda sin género lo que hace es crear opciones más diversas para que las personas elijan lo que les haga sentir más cómodas y auténticas, sin importar su identidad de género», añade.

En esta misma línea se expresa Albert Esteve, cofundador, diseñador y brand manager en Curated by, un sello bajo el que crean y desarrollan una moda minimalista y atemporal que tampoco distingue entre sexos: «La creación de prendas unisex busca romper con estos estereotipos y ofrecer opciones de vestuario más neutrales, permitiendo a las personas expresarse y vestirse de acuerdo a su propia identidad y estilo, sin importar su género», afirma.
El verdadero diseño genderless
No se trata, por tanto, de empezar a vestir con la ropa del sexo opuesto, sino de que exista la posibilidad de que todos podamos llevar lo mismo. Para que se pueda hacer una resignificación de la identidad a través de la ropa que de verdad convenza, los esfuerzos de las firmas unisex están orientados en crear patrones que realmente valgan para todo tipo de siluetas. Son varios factores a tener en cuenta para que una prenda pueda ser utilizada de manera indiferente por hombres y mujeres como explica Albert Esteve: «Debe tener una talla y un ajuste que se adapte tanto a las siluetas masculinas como femeninas y un estilo y diseño que sea versátil y atemporal, sin caer en estereotipos de género».
Esto ocurre igualmente con el calzado porque, más allá de los detalles puramente estéticos del diseño, la horma es importante que preste atención a determinados aspectos: «Los pies de los hombres tienden a ser ligeramente más anchos que los de las mujeres en promedio. Por lo tanto, una zapatilla que se adapte a ambos géneros debe tener una horma de anchura intermedia para que resulte cómoda para una amplia gama de tallas», argumenta Lizzie Sabin, quien hace hincapié en las diferencias en la anatomía de los pies porque pueden afectar a la comodidad. «El pie masculino suele ser más amplio en la parte delantera, mientras que el pie femenino puede ser más estrecho en el talón en relación con el antepié (…). Las mujeres suelen tener un arco más definido en comparación con los hombres y, en general, pueden tener ligamentos más flexibles que los hombres. Esta mayor flexibilidad puede influir en la movilidad del pie y el tobillo», incide.
Asimismo, hay que contemplar los distintos tamaños y longitudes posibles. «Una zapatilla debería estar disponible en tallas que cubran el rango desde los tamaños más pequeños de mujer hasta los más grandes de hombre. Nosotros hacemos de la 36 a la 46», apunta.

La clientela de la moda sin géneros
En un contexto aún por definir, podría resultar complicado afinar con el tipo de personas que se preocupan más por vestir de acorde a su morfología que a su género y por el tipo de diseños que realmente pueden ser catalogados como inclusivos. Sin embargo, ambas cuestiones tienen respuestas claras.
Albert Esteve dice que lo que se puede comprar en su tienda Curated by es «lo que nos gustaría tener en nuestra casa o llevar un día cualquiera» y que lo que aprecia su clientela es «el uso de materiales de calidad, técnicas de fabricación cuidadosas y atención al detalle. Aprecian los diseños que sean funcionales y prácticos, que se adapten bien al cuerpo y sean cómodos de usar», expone. «Valoran la creatividad, la calidad y la originalidad», puntualiza.
Lizzie Sabin contesta a esta misma pregunta diciendo que quienes invierten en Saye «están dispuestos a pagar un poco más por productos que estén en línea con sus valores», mayoritariamente jóvenes, mujeres –hasta un 60%– y cuyo origen está, sobretodo, en el norte de Europa.
Teniendo en cuenta los avances de los últimos años, ¿resulta esperanzador el panorama en lo que a moda no normativa se refiere? «Si bien en los últimos años ha habido un aumento en la oferta de ropa sin genero, todavía existe una gran demanda de prendas que se ajusten a las normas tradicionales de masculino y femenino. El futuro de la moda unisex dependerá de la evolución de la sociedad en general», opina Albert Esteve.
«Por lo general creemos que sí, que la moda sin género está ganando terreno y se está volviendo cada vez más aceptada y popular», alega Lizzie Sabin, quien considera importante destacar que lo que verdaderamente hace esta moda sin género «es crear opciones más diversas para que las personas elijan lo que les haga sentir más cómodas y auténticas» y que, pese a la evidente evolución de los últimos tiempos en este terreno, «aún hay un camino por recorrer antes de que esto sea completamente aceptado y adoptado en todo el mundo».
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